Los angoleños votan en unas elecciones en las que el presidente Joao Lourenco aspira a un segundo mandato y el partido opositor UNITA intenta desbancar al partido gobernante MPLA, que lleva 47 años en el poder.
Algunos votantes hicieron cola al amanecer del miércoles, dos horas antes de que abrieran los colegios electorales a las 7 de la mañana, hora local.
Lourenco y el candidato de la oposición Adalberto Costa Junior, de la Unión para la Independencia Total de Angola, UNITA, emitieron sus votos en Luanda, la capital a orillas del Océano Atlántico.
Unos 14 millones de los más de 33 millones de habitantes del país se han registrado para votar. En las anteriores elecciones de 2017, la participación fue del 57% de los inscritos.
Los mercados y puestos callejeros habitualmente concurridos se han cerrado para animar a la gente a acudir a las urnas y el Gobierno ha instado a todos los empresarios a que permitan a los trabajadores tener tiempo para votar.
En los más de 26.400 colegios electorales repartidos por todo el país y en el extranjero, el partido en el poder, el Movimiento Popular para la Liberación de Angola, cuenta con 53.000 representantes para supervisar la votación y el recuento. UNITA no ha anunciado cómo supervisará los resultados, pero ha llamado a sus partidarios a sentarse en los colegios electorales después de la votación para observar el recuento y la contabilización de los resultados.
Los resultados oficiales no se esperan hasta dentro de varios días, ya que en las últimas elecciones se han producido retrasos en los anuncios de la Comisión Electoral Nacional, cuyo director se considera partidario del partido en el poder.
Las elecciones están siendo vigiladas por unos 2.000 observadores internacionales, entre ellos de la Unión Europea, la Unión Africana, la Comunidad de Desarrollo de África Austral y la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa.
Como la amenaza del COVID-19 ha disminuido, se permite votar sin máscaras.
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