La visita relámpago de Nancy Pelosi a Taiwán terminó en menos de 24 horas, pero durante ese tiempo, la pequeña isla democrática se convirtió de repente en el tema más comentado del mundo. Antes de la llegada de Pelosi, en Estados Unidos se temía que la visita pudiera agravar aún más la tensión entre Pekín y Washington. En aparente confirmación, el gobierno chino se apresuró a lanzar una serie de severas advertencias. El ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, dijo que si Estados Unidos “se convierte en enemigo de los 1.400 millones de chinos no acabará bien”.
Pero aquí, en Taipei, la vida se mantuvo relativamente tranquila y como de costumbre. Mientras que la discusión internacional se centró en gran medida en los riesgos de una escalada del conflicto militar entre dos de los mayores países del mundo, las noticias en Taiwán se centran en gran medida en cotilleos o noticias sobre la política local. Por esta razón, algunos pueden pensar que los taiwaneses son indiferentes a los riesgos potenciales de la visita de Pelosi -especialmente dado el tono estridente de los comentarios de Pekín-, pero la verdad es que los taiwaneses simplemente se han acostumbrado a este tipo de retórica. En Taiwán, las amenazas militares medibles de China se producen casi a diario.
No obstante, la llegada de Pelosi suscitó un gran apoyo público, tanto para ella como para Estados Unidos. Muchos taiwaneses con los que hablé expresaron su gratitud por la decisión de la presidenta de seguir adelante con su viaje, especialmente teniendo en cuenta los rumores de que se la había desanimado a venir. Algunos dijeron que, aunque saben que Pekín probablemente tomará represalias contra su visita, el viaje de Pelosi ofrece a Taiwán un nivel de visibilidad internacional sin precedentes y permite al mundo comprender mejor los dilemas a los que se enfrenta la isla. Otros afirmaron que la llegada de Pelosi aporta un cierto nivel de tranquilidad, pareciendo enviar el mensaje de que Estados Unidos está decidido a mantener su apoyo a Taiwán frente a una China cada vez más agresiva.
Taiwán ya está sufriendo las represalias de China por esta visita. Durante la visita de Pelosi a China se prohibió la importación de una larga lista de productos taiwaneses. A continuación, Pekín anunció un simulacro de fuego real de cuatro días desde la costa que rodea a Taiwán, a partir del jueves. Hace apenas unas horas, el Ministerio de Defensa de Taiwán anunció que más de 20 aviones militares chinos han entrado en la Zona de Identificación de Defensa Aérea de Taiwán, y que 22 de ellos han cruzado la línea media del Estrecho de Taiwán.
Estas tácticas pueden resultar familiares, pero la magnitud de las represalias de China sigue causando cierta preocupación entre los residentes locales. Aunque parece poco probable que China busque un conflicto militar directo contra Taiwán a corto plazo, la proximidad de estos ejercicios militares a la isla envía un mensaje claro: China no quiere que Taiwán siga interactuando con otros países, especialmente con Estados Unidos.
China lleva mucho tiempo considerando a Taiwán como su territorio soberano y, desde que Xi Jinping llegó al poder, la retórica sobre la reunificación con Taiwán -incluso por la fuerza, si fuera necesario- se ha vuelto más habitual. Y con la guerra en Ucrania entrando en su sexto mes, algunos taiwaneses han empezado a cambiar de opinión sobre el grado de amenaza que supone realmente China. Mientras que la mayoría se acostumbró, incluso se insensibilizó, a las constantes amenazas del gran país en los últimos años, muchos hablan ahora de la necesidad de poder movilizar una defensa contra una fuerza invasora.
Varios comentaristas se han preguntado en voz alta si estar atrapado en medio de dos grandes potencias en guerra es un destino inevitable para el pueblo taiwanés. En medio de las macrodiscusiones sobre un posible conflicto entre Pekín y Washington, la gente de aquí dice que está deseando que la “perspectiva taiwanesa” se escuche también en todo el mundo.
Mientras Pelosi se dirige a la siguiente etapa de su gira asiática en Corea del Sur, la gente en Taiwán espera con cautela el prometido ejercicio militar de cuatro días de Pekín. Se han cancelado decenas de vuelos en preparación, y los organismos gubernamentales han empezado a hablar de planes de contingencia de emergencia. Sin embargo, la atención que está recibiendo Taiwán en todo el mundo es alentadora. A pesar de las claras ramificaciones del viaje de Pelosi, la mayoría está de acuerdo en que será mejor que más, y no menos, países extranjeros se comprometan con Taiwán en un futuro próximo.
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