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Las autoridades bielorrusas afirman que más de la mitad de los votantes del país aprobaron las reformas constitucionales que permitirían a su líder autoritario permanecer en el poder hasta 2035 y abrir el camino para una mayor cooperación militar con Rusia, mientras que la oposición bielorrusa denunció la votación como una farsa.
El referéndum sobre las reformas tuvo lugar el domingo, varios días después de que Rusia, el aliado más cercano de Bielorrusia, invadiera su vecina Ucrania. Moscú desplegó fuerzas en territorio bielorruso semanas antes con el pretexto de realizar ejercicios militares conjuntos y luego las envió a Ucrania como parte de un ataque devastador que comenzó el jueves pasado.
La Comisión Electoral Central de Bielorrusia dijo que el 65,2% de los votantes apoyaron las enmiendas constitucionales.
Estas enmiendas restablecen los límites de los mandatos presidenciales que se habían abolido durante el mandato del presidente Alexander Lukashenko, permitiendo a un presidente sólo dos mandatos de cinco años en el cargo. Sin embargo, la restricción sólo entrará en vigor una vez que un “nuevo presidente elegido” asuma el cargo, lo que da a Lukashenko la oportunidad de presentarse a dos mandatos más después de que el actual expire en 2025.
Los cambios también eliminan el estatus neutral y no nuclear de Bielorrusia, allanando el camino para estrechar los lazos militares con Rusia. Lukashenko ha dicho anteriormente que su país podría albergar armas nucleares rusas.
Según las autoridades electorales, sólo el 10,1% votó en contra de las enmiendas. La participación de los votantes fue del 78,6%.
La oposición bielorrusa denunció que nadie estaba contando los votos, que eran unas elecciones amañadas.
“Es una traición al país, una traición a la nación”, dijo la líder de la oposición Sviatlana Tsikhanouskaya a The Associated Press desde Lituania, donde está exiliada desde agosto de 2020. “Para aferrarse al poder, Lukashenko celebró un falso referéndum y ofreció nuestras tierras para que las tropas rusas invadieran (Ucrania)”.
Tsikhanouskaya dijo que eliminar las cláusulas sobre el estatus neutral y no nuclear de Bielorrusia era “una amenaza para toda Europa, porque es lo mismo que darle cerillas a un niño”.
En 2020, Lukashenko contó con el apoyo de Moscú para sobrevivir a la mayor y más sostenida ola de protestas masivas de la historia del país. Enormes manifestaciones sacudieron el país ese año después de que se le concediera un sexto mandato en las elecciones presidenciales de agosto de 2020 que la oposición y Occidente denunciaron como amañadas.
Los manifestantes que exigían unas nuevas elecciones y la destitución de Lukashenko se enfrentaron a una brutal represión por parte de las autoridades, con más de 35.000 detenciones y miles de golpes. Figuras clave de la oposición, incluida Tsikhanouskaya, principal contendiente de Lukashenko en las elecciones, abandonaron el país en medio de la represión, junto con miles de bielorrusos de a pie.
Tsikhnaouskaya instó a los bielorrusos a utilizar el referéndum como pretexto para más protestas.
“Mientras se mantenga en el poder con la fuerza, seguiremos teniendo amenazas como tropas extranjeras en nuestro suelo o armas nucleares”, dijo.
Cientos de bielorrusos salieron a las calles el domingo en 15 ciudades del país, en protesta por la invasión rusa de Ucrania, en la mayor muestra de desafío en Bielorrusia en dos años.
Según el centro de derechos humanos Viasna, 726 personas fueron detenidas por las manifestaciones. Algunas de ellas fueron detenidas durante la noche en sus casas.
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Vladimir Isachenkov y Dasha Litvinova contribuyeron a este informe desde Moscú.
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