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Cuatro oficiales de policía actuales y anteriores de Louisiville se enfrentan a cargos federales de derechos civiles más de dos años después del tiroteo fatal de Breonna Taylor, que fue asesinada en su casa durante una redada policial chapucera en marzo de 2020.
Las acusaciones incluyen a los ahora ex agentes del Departamento de Policía Metropolitana de Louisville Joshua Jaynes, Brett Hankison y Kelly Hanna Goodlett, así como al actual sargento Kyle Meany. Todos ellos fueron acusados por las fuerzas del orden federales el 4 de agosto, lo que supone los primeros cargos federales en relación con su muerte.
Los agentes Jaynes y Goodlett falsificaron la información de una orden de registro, violando los derechos de la Cuarta Enmienda de Taylor, lo que condujo a su asesinato, y ejecutaron el registro sabiendo que carecían de causa probable, según los fiscales federales.
El fiscal general de EE.UU. Merrick Garland dijo que los ahora ex oficiales también conspiraron para falsificar documentos después de que Taylor fue asesinada y acordaron mentir a los investigadores después de su muerte.
Hankison – que hasta el jueves era el único oficial acusado en relación con el asesinato de Taylor – fue absuelto de tres cargos de delito de puesta en peligro gratuita a principios de este año después de disparar 10 rondas en su ventana y una puerta de cristal que entró en un apartamento vecino.
El jueves se le acusó de usar intencionadamente la fuerza de forma inconstitucional.
Los agentes ejecutaron una orden de registro en el domicilio de Taylor el 13 de marzo de 2020, basándose en una declaración jurada falsificada utilizada para obtener la orden, y luego “conspiraron para engañar a las autoridades estatales, locales y federales” en una investigación posterior, según el Sr. Garland.
Las acusaciones alegan que los agentes Jaynes y Goodlett falsificaron un documento de investigación tras la muerte de Taylor y conspiraron para engañar a las autoridades durante la investigación. Meany también está acusado de mentir a los investigadores.
“Breonna Taylor debería estar viva hoy”, dijo el Sr. Garland durante una rueda de prensa el jueves.
La mujer negra de 26 años, trabajadora médica, estaba en su casa con su novio, Kenneth Walker, cuando los detectives de paisano utilizaron un ariete para abrir la puerta. El Sr. Walker efectuó un único disparo con su arma de fuego, de propiedad legal, creyendo que un intruso había entrado en el apartamento.
A continuación, dos agentes dispararon más de 20 veces en el apartamento. Uno de los disparos alcanzó a Taylor.
Su muerte desencadenó demandas internacionales de justicia y del fin de la violencia policial, como parte de una ola de protestas tras los asesinatos de otras personas negras a manos de la policía.
Esta es una historia en desarrollo
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