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Un raro oso italiano famoso por irrumpir en una panadería y atiborrarse de galletas ha sido capturado por las autoridades de la región central italiana de los Abruzos, será retirado de la naturaleza y colocado en un santuario.
El joven oso pardo marsicano, conocido localmente como Juan Carrito, ha sido visto varias veces en la localidad italiana de Roccaraso y en zonas cercanas en las últimas semanas y finalmente fue capturado el domingo por la tarde tras ser atraído a una “trampa de tubo”.
El oso de dos años, que según los conservacionistas es uno de los hasta 60 osos pardos marsicanos que quedan en el mundo, fue anestesiado y trasladado a la reserva de osos de Palena, en la provincia de Chieti, que cuenta con tres hembras, según La Repubblica.
La captura se produce casi tres meses después de que el oso con radiocollar fuera capturado y liberado en las montañas en diciembre del año pasado.
Sin embargo, Juan Carrito volvió a las zonas pobladas en una semana.
“La intervención era necesaria para proteger al oso y alejarlo de situaciones potencialmente peligrosas”, dijo Lucio Zazzara, el presidente del parque nacional de Maiella, al Guardian. Dijo que el hábitat de la reserva sería más adecuado para el animal, que lleva demasiado tiempo “alimentándose casi exclusivamente de residuos”.
Pero la decisión de capturar al oso y sacarlo de la naturaleza ha recibido una reacción, con más de 600 personas firmando una petición en contra del traslado.
El grupo de conservación de animales World Wildlife Fund (WWF) de Italia lo calificó de “triste situación causada por la falta de prevención”. dijo que “aun siendo conscientes de que la complejidad de la situación no podía tener soluciones sencillas, cabe preguntarse si realmente se hizo todo lo posible para evitar un giro tan triste de los acontecimientos”.
El grupo dijo que, aunque existía el protocolo para volver a intentar una operación de captura y liberación, “las condiciones meteorológicas adversas” hicieron que las autoridades decidieran no liberar al oso de nuevo en la naturaleza.
El WWF se mostró muy crítico con la actividad humana “profundamente equivocada” que llevó a Juan Carrito a acercarse “cada vez con más confianza” a las zonas pobladas.
Criticó tanto a las autoridades como a los lugareños por “la falta de medidas básicas de prevención, como los contenedores antiosos, el reiterado abandono de comida en la calle y la constante persecución del oso, incluso por parte de los perros”.
“Todos estos son comportamientos que se recomienda evitar desde hace años y que, en cambio, se repiten desde hace meses sin ninguna sanción”.
El grupo exigió que se asegurara que “esta fase de detención es sólo temporal… corta y en condiciones con la menor presencia humana posible”.
“O queremos el oso o no lo queremos”, dijo Dante Caserta, vicepresidente de WWF Italia.
“Si decimos que lo queremos, entonces debemos hacer todo lo posible para que pueda visitar nuestros territorios de forma segura y natural, sin convertirlo en un animal de circo atraído por los pueblos para que los turistas puedan fotografiarlo con sus teléfonos. De lo contrario, significa que no lo queremos”.
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