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China está construyendo un nuevo sistema de defensa para el control de asteroides que se probará a partir de 2025.
Un nuevo informe de la organización estatal Global Times detalla el nuevo sistema que podría rastrear asteroides e intentar cambiar su órbita.
Wu Yanhua, director adjunto de la Administración Nacional del Espacio de China, describió cómo el sistema de alerta terrestre y espacial catalogará los asteroides que puedan suponer una amenaza para la Tierra. Con el tiempo, la CNSA podrá detectar un asteroide que amenace a la Tierra y enviar una nave para desviarlo.
Sin embargo, el proyecto sigue en sus primeras etapas y, según se informa, está siendo “revisado para su aprobación”. Estados Unidos y Rusia también están construyendo sistemas similares.
Los expertos sugieren que China necesitará un cohete portador con una gran cantidad de empuje para que su misión al asteroide sea un éxito.
“Al observar los cráteres de impacto de diversos tamaños en la Luna, es obvio que el impacto de asteroides no es tan inusual o irreal para nosotros, la humanidad”, dijo Li Mingtao, profesor del Centro Nacional de Ciencias Espaciales de la Academia China de Ciencias, al Global Times.
No es la primera vez que China planea utilizar cohetes para desviar asteroides. En junio del año pasado, investigadores del CNSA propusieron el lanzamiento de 23 cohetes Long March 5 para practicar el desvío de desechos espaciales para que no golpeen la Tierra, basándose en simulaciones realizadas para proteger el planeta.
La probabilidad de que un asteroide colisione con la Tierra es baja, pero uno, el Bennu, de 78.000 millones de kilos, ha sido objeto de investigación.
Bennu está clasificado como un asteroide de tipo B, lo que significa que contiene una gran cantidad de carbono junto con varios otros minerales, formados hace más de 4.500 millones de años. Como artefacto primordial que ha sido preservado por el vacío del espacio, el asteroide podría contener moléculas que se desarrollaron cuando la vida estaba evolucionando en la Tierra. También podría ser, irónicamente, el fin de la vida en la Tierra.
Entre 2175 y 2199, Bennu se acercará a 7,5 millones de kilómetros de la órbita de la Tierra y será clasificado como potencialmente peligroso. Aunque la probabilidad de que Bennu impacte con la Tierra es sólo de 1 entre 2700, ese riesgo es suficiente para preocupar a los científicos debido a la cantidad de destrucción que podría causar el asteroide.
En noviembre, la Nasa también lanzó su misión Dart, que apuntó un cohete a un lunar llamado Dimorphos, para probar a apartar un asteroide más grande de la trayectoria de la Tierra. “No queremos estar en una situación en la que un asteroide se dirija hacia la Tierra y tener que probar este tipo de capacidad”, dijo entonces Lindley Johnson, oficial de defensa planetaria de la Nasa.
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