Cómo los Archivos pasaron de ser “Tesoro Nacional” a presa política

Fue el escenario de “National Treasure”, la película en la que el personaje de Nicolas Cage intenta robar la Declaración de Independencia. Durante mucho tiempo ha sido uno de los destinos turísticos más transitados de la capital del país.

Pero lo que nunca ha sido el Archivo Nacional y Administración de Registros -hasta ahora- es el lugar de una investigación criminal de un ex presidente.

Sin embargo, ahí es exactamente donde se encuentra la agencia después de enviar una remisión al FBI afirmando que 15 cajas recuperadas de la Florida del ex presidente Donald Trump en enero contenían docenas de documentos con marcas clasificadas.

“No creo que Donald Trump haya politizado los Archivos Nacionales”, dijo Tim Naftali, el primer director de la Biblioteca y Museo Presidencial Richard Nixon. “Creo que lo que hizo Donald Trump fue cruzar líneas rojas a las que los funcionarios tenían que responder”.

Esos trabajadores del gobierno operan fuera de la vista del público, detrás de la fachada de mármol del edificio de los Archivos en el centro de Washington. Es allí, más allá de las tramas de Hollywood, donde reside un componente crucial de la burocracia federal, con docenas de empleados que actúan como custodios de la historia estadounidense, preservando registros que van desde lo mundano hasta lo monumental.

Una mirada más cercana a los Archivos Nacionales, su historia y cómo acabaron en medio de una vorágine política:

UNA COLECCIÓN MASIVA

La misión de los Archivos Nacionales, fundados por el Congreso en 1934, parece sencilla: ser el guardián de los registros de la nación. Es una tarea ingente que no ha hecho más que aumentar su complejidad con el paso del tiempo.

Aunque los Archivos custodian valiosos documentos nacionales como la Declaración de Independencia, la Constitución y la Carta de Derechos, eso es sólo la cara pública de su extensa colección, que abarca 13.000 millones de páginas de texto y 10 millones de mapas, gráficos y dibujos, así como decenas de millones de fotografías, películas y otros registros.

Además de su trabajo en Washington, los Archivos supervisan 13 bibliotecas presidenciales y 14 archivos regionales en todo el país.

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ARCHIVISTA PARA UNA NACIÓN

El Archivero de los Estados Unidos es el responsable de dirigir la agencia. El último responsable confirmado por el Senado fue David Ferriero, que dimitió en abril después de servir 12 años bajo tres presidentes.

Ferriero recordó en una entrevista concedida en abril a The Washington Post cómo observó desde las ventanas del edificio de los Archivos el 6 de enero de 2021, cuando la multitud de partidarios de Trump pasó de largo en su camino para irrumpir en el Capitolio. Lo calificó como el peor día de su vida.

Más de un año después decidió retirarse, en parte, por el temor a la trayectoria política de la nación.

“Es importante para mí, que esta administración me reemplace”, dijo al Post. “Me preocupa lo que va a pasar en 2024. No quiero que se deje a … las incógnitas de las elecciones presidenciales”.

Su adjunta, Debra Steidel Wall, ejerce de archivera en funciones mientras la candidata del presidente Joe Biden, Colleen Joy Shogan, espera el proceso de confirmación del Senado este otoño. La archivera ejerce su función hasta que decide jubilarse.

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NO EXISTEN LOS RECUERDOS

Los Archivos sirven de lugar de descanso final para el trabajo de cada Casa Blanca.

Tras el escándalo del Watergate y la dimisión de Nixon, el Congreso aprobó una ley en 1978 para garantizar que todos los registros presidenciales -material escrito y electrónico creado por el presidente, el vicepresidente o cualquier otro miembro del poder ejecutivo en calidad de funcionario- se conservaran y entregaran a los Archivos al final de una administración. La ley establece que los archivos del presidente no son suyos, sino que son propiedad del gobierno federal y deben ser tratados como tales.

Cuando comienza una nueva administración, el personal de la Casa Blanca recibe un folleto sobre la ley e instrucciones paso a paso sobre cómo preservar los archivos. Los requisitos de conservación abarcan una amplia gama de artículos, incluidos los regalos y las cartas de líderes extranjeros. “No existen los recuerdos”, dijo Lee White, director ejecutivo de la Coalición Nacional para la Historia.

Además, la ley exige que, incluso mientras está en el cargo, el presidente o cualquier miembro de esa administración debe pedir primero el consejo del archivero antes de destruir cualquier registro, una práctica que Trump y sus ayudantes supuestamente ignoraron a lo largo de sus cuatro años de mandato.

“Todo lo que escribe es esencialmente un registro presidencial. No es de su propiedad”, dijo White. “Es tan básico para todo el concepto depor qué se creó la Ley de Registros Presidenciales”.

“A mediodía del día de la toma de posesión, la custodia se transfiere al archivero. Punto. No hay tal vez. Es la ley”, añadió.

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UNA DECISIÓN SIN PRECEDENTES

Las normas de la Ley de Registros Presidenciales son fundamentales para la investigación del FBI sobre Trump.

Después de que Trump dejara el cargo, los Archivos descubrieron que faltaban registros de su Casa Blanca. Lo que siguió fue un año de idas y venidas entre el asesor jurídico de los Archivos y los abogados de Trump que dio como resultado la devolución voluntaria de 15 cajas de registros presidenciales. Al abrir las cajas, la agencia descubrió que 14 de ellas contenían documentos e información clasificada.

Al reconocer un posible delito, la agencia tomó la decisión sin precedentes de remitir el asunto al Departamento de Justicia. Esa medida culminó con el registro del complejo Mar-a-Lago de Trump en agosto. Los agentes del FBI recuperaron más de 100 registros clasificados, incluyendo algunos que estaban escondidos en la oficina del ex presidente entre los artículos personales.

Desde el registro del 8 de agosto, los Archivos y sus empleados han sido bombardeados con amenazas y acusaciones. El archivero en funciones señaló en un correo electrónico al personal de la agencia que su trabajo no es partidista y les instó a mantenerse firmes en su misión.

“Los Archivos Nacionales han sido objeto de un intenso escrutinio durante meses, especialmente esta semana, con muchas personas que atribuyen una motivación política a nuestras acciones”, escribió Wall en una carta del 24 de agosto. “El NARA ha recibido mensajes del público acusándonos de corrupción y de conspirar contra el ex presidente, o felicitando al NARA por ‘derribarlo'”.

“Ninguna de las dos cosas es exacta ni bienvenida”, añadió.

Wall ha trabajado durante más de tres décadas en los Archivos, comenzando como archivera en prácticas y ascendiendo a la segunda línea. Dijo en su carta que, a pesar de la tormenta política que rodea a la agencia, el personal debe continuar su trabajo “sin favor ni miedo, al servicio de nuestra democracia.”

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¿UNA BATALLA POR LA CONFIRMACIÓN DEL ARCHIVERO?

Cinco días antes de la búsqueda en Mar-a-Lago, Biden anunció que iba a nominar a Shogan, un ejecutivo de la Asociación Histórica de la Casa Blanca que anteriormente pasó una década trabajando en la Biblioteca del Congreso, como próximo archivero.

Los candidatos a este puesto suelen ser confirmados sin controversia ni fanfarria. Pero eso es poco probable esta vez.

Shogan se enfrenta a un proceso de confirmación cargado, ya que los republicanos exigen respuestas sobre la investigación del Departamento de Justicia y el papel de los Archivos en facilitarla. Todavía no se ha programado una audiencia de confirmación para este otoño, pero podría acabar siendo inusualmente polémica.

Los republicanos en la Cámara y el Senado han presionado para obtener más información sobre cómo los Archivos tomaron la decisión de remitir el caso de Trump a los investigadores federales.

El representante James Comer, de Kentucky, el principal republicano del Comité de Supervisión y Reforma de la Cámara de Representantes, envió una carta el jueves exigiendo que el organismo de control de los Archivos proporcione documentos y comunicaciones sobre el caso.

“La transparencia es especialmente importante en la era post-pandémica en la que los estadounidenses carecen de confianza en nuestras instituciones”, escribió Comer.

Hasta ahora, los Archivos Nacionales han denegado las solicitudes tanto de los demócratas como de los republicanos de los comités que supervisan la agencia, remitiéndolas en cambio al Departamento de Justicia, donde se está desarrollando la investigación.

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Más información sobre Donald Trump en https://apnews.com/hub/donald-trump