Cuba celebró el domingo un raro referéndum sobre una ley inusualmente polémica: un código de “derecho de familia” respaldado por el gobierno que permitiría a las parejas del mismo sexo casarse y adoptar, así como perfilar los derechos de los niños y los abuelos.
Cuba celebra elecciones parlamentarias cada dos años, aunque no se permite ningún partido que no sea el comunista, pero rara vez ha celebrado referendos sobre leyes específicas.
Y pocas veces una medida respaldada oficialmente se ha encontrado con tantas críticas abiertas como la ley de familia de más de 400 artículos, que ha sido cuestionada por muchos miembros de la comunidad evangélica de la isla, cada vez más ruidosa.
El amplio código también permitiría los embarazos subrogados, la ampliación de los derechos de los abuelos respecto a los nietos, la protección de los ancianos y las medidas contra la violencia de género.
El presidente Miguel Díaz-Canel, que ha promovido la ley, reconoció su resistencia al votar el domingo.
“La mayoría de nuestro pueblo votará a favor del código, pero todavía tiene cuestiones que nuestra sociedad en su conjunto no entiende”, dijo.
Miguel Alberto Galindo, de 64 años, dijo que había votado a favor de la medida: “Es hora de que los homosexuales tengan los mismos derechos que los demás”, dijo.
Pero Alejandro Rodríguez, trabajador de una ferretería de 33 años, dijo que había votado en contra de la medida, diciendo: “Algunas cosas del código son buenas pero otras son malas”. Dijo que no estaba de acuerdo con dar a las parejas homosexuales los mismos derechos que a las familias “normales”.
La medida fue aprobada por el Parlamento cubano, la Asamblea Nacional, tras miles de sesiones informativas organizadas por el gobierno este año en barrios de todo el país.
Una de las principales defensoras de la medida es Mariela Castro, directora del Centro Nacional de Educación Sexual, promotora de los derechos de las parejas del mismo sexo, hija del ex presidente Raúl Castro y sobrina de su hermano Fidel.
Pero hay una fuerte corriente de conservadurismo social en Cuba, donde las iglesias evangélicas han ido creciendo. Varios líderes religiosos han expresado su preocupación u oposición a la ley, temiendo que pueda debilitar a las familias nucleares.
Aunque Cuba fue oficialmente -y a menudo militantemente- atea durante décadas después de la revolución de 1959 liderada por Fidel Castro -hermano de Raúl-, se ha vuelto más tolerante con las religiones en el último cuarto de siglo. Eso ha supuesto una mayor apertura no sólo a la otrora dominante Iglesia Católica Romana, sino también a las religiones afrocubanas, protestantes y musulmanas.
Algunas de esas iglesias aprovecharon la apertura en 2018 y 2019 para hacer campaña contra otro plebiscito que habría reescrito la constitución de manera que permitiera el matrimonio gay.
La oposición fue lo suficientemente fuerte como para que el gobierno de entonces diera marcha atrás.
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