Dn la Amazonia peruana y brasileña hay comunidades indígenas que, según las investigaciones, sufren tasas mucho más bajas de las enfermedades que más matan en Occidente. La demencia y las enfermedades del corazón son mucho menos frecuentes, y un estudio de la Universidad del Sur de California publicado a principios de este año encontró las tasas más bajas de demencia en el mundo.
Es esta supuesta anomalía, y las conclusiones que ha sacado de ella, lo que forma parte de un nuevo libro, La rueda de la sabiduría, publicado por el doctor Alberto Villoldo, antropólogo especializado en comunidades tribales de todo el mundo.
En concreto, el Dr. Villoldo lleva 25 años investigando las sociedades en las que el principal cuidador médico es un chamán, y cree que la sociedad occidental tiene mucho que aprender sobre la buena salud si comprende mejor las tradiciones místicas que siguen estas comunidades.
Los problemas de salud que padecen los occidentales, afirma, se deben a un modo de vida que hemos llegado a aceptar como normal, pero que en realidad es todo lo contrario. Por ello, el Dr. Villoldo sostiene que nuestro estilo de vida, con un alto nivel de azúcar, un ritmo rápido y orientado al trabajo, está perjudicando considerablemente nuestra salud.
Por eso considera que la humanidad está a punto de realizar un gran “experimento” de longevidad. “Tiene que ver con la forma de comer, la cantidad de estrés en la vida, cómo se perdona, cómo se ama, la experiencia de lo sagrado, de la pertenencia, de la comunión”, dice. “Todos estos son elementos realmente esenciales para mantener la salud para formar parte de este experimento.
“Tenemos la oportunidad de participar en este experimento en un momento muy, muy favorable en el que la extinción está ocurriendo a nuestro alrededor. Cuando todos y cada uno de nosotros podemos dar ese salto si lo elegimos. Convertirse en un nuevo humano que vive y se sana y muere de manera diferente, y tal vez que no muere durante mucho tiempo.”
Algunas de sus ideas no son radicales en sí mismas. Numerosos estudios de algunas de las organizaciones médicas más reputadas del mundo han llegado a conclusiones en esta línea de que la dieta occidental es profundamente perjudicial.
Un estudio publicado en la revista Nature a finales de 2014 responsabilizaba a los azúcares, las grasas, los aceites y las carnes de la dieta occidental de una mayor incidencia de una serie de enfermedades, entre ellas la diabetes de tipo II y las enfermedades coronarias. Un estudio publicado en 2017 en la revista Science descubrió que los cazadores-recolectores de Tanzania tenían un bioma intestinal más diverso que los que viven en el mundo industrializado.
“Coma plantas que crezcan alrededor de su casa”, dice el doctor Villoldo. “Tengan sus propios huertos caseros y coman más verduras”.
Otras ideas son menos convencionales. El Dr. Villoldo escribe en su libro sobre lo que considera el mundo invisible y el papel de los animales espirituales y los viajes con ayahuasca que abren la “ventana” a estos mundos.
“Es muy difícil expandir la mente de un científico para incluir el mundo invisible, del que estamos rodeados, a menos que seas un físico, porque los físicos entienden que el 95% del universo es invisible y se llama materia y energía oscura”, dijo.
“No tenemos los sensores, los sentidos o los instrumentos para poder percibir este mundo invisible a menos que hagas el experimento que hacen los chamanes que es tomar las plantas que expanden la mente.
“Eso incluye la ayahuasca y las setas de psilocibina. Te dan un vistazo y abren esa ventana a ese mundo. Así que tienes que estar dispuesto a hacer el experimento – y hacerlo no en tu salón o en el cine o en una discoteca, sino hacerlo en el Amazonas.”
Un aspecto central de su libro es la importancia de los animales espirituales, que representan los diferentes procesos que uno debe pasar para alcanzar “estados de salud extraordinarios”. La etapa inicial, me dice, es la serpiente.
“La serpiente te enseña a mudar de piel. Deshazte del pasado: no te apegues a esas viejas historias. Inventa algo nuevo. Descubre. Gran parte de la ciencia actual se centra en lo que ya sabemos, y no en la vanguardia de los descubrimientos, porque no se consigue financiación para el tipo de ciencia que comete muchos errores.”
El Dr. Villoldo ha encontrado que la comunidad médica no está convencida de sus hallazgos. Una vez que fue profesor en la Universidad Estatal de San Francisco, se sintió cada vez más frustrado por la falta de comprensión de las culturas indígenas y el racismo que, a su juicio, está incrustado en la visión occidental del mundo.
Lo que primero le atrajo de estos curanderos tradicionales, dice, fue su enfoque en la prevención, más que en el tratamiento de la enfermedad, una prioridad en ese momento mucho menos visible en su América natal. “No se trata la enfermedad, hay que tratar a la gente”, explica. “Es muchomás económico que intentar tratar el cáncer o las enfermedades del corazón más adelante”.
Nos dice que estaba siendo patrocinado por “Big Pharma” para investigar métodos alternativos de uso de las plantas para la curación, y por lo tanto ayudar a traer dinero a la universidad, pero no fue escuchado por su insistencia en que un enfoque más inmersivo era necesario si se iban a encontrar verdaderos beneficios médicos.
“Para poder ordeñar la dulce leche del éxito, tuve que ajustarme a la visión del mundo occidental de que lo americano era lo mejor”, dijo. “Lo moderno era mucho más mejorado que todo lo que existía antes. En ese momento decidí abandonar la cosmovisión occidental”.
Ante la actual emergencia climática, el Dr. Villoldo cree que si Occidente empezara a comer conscientemente y a abrir los ojos a las formas de interacción de otras culturas con la naturaleza, podría haber grandes beneficios para la humanidad.
Cualquiera que sea la forma en que se quiera curar estas “enfermedades de la civilización”, escuchar las enseñanzas de las comunidades que han custodiado con éxito la tierra durante siglos es un punto de partida, cree.
“Lo que descubrí cuando fui al Amazonas fue que volvía a la naturaleza”, explicó el Dr. Villoldo. “Fue como volver al jardín. Es volver al Edén. Y en el tiempo que pasé en el Amazonas, empecé a pensar que esta gente no ha sido expulsada del paraíso.”
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