La sobrina del líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, fue detenida la semana pasada después de que pidiera a los gobiernos extranjeros que cortaran todos los lazos con Teherán por su violenta represión de los disturbios populares provocados por la muerte de una joven bajo custodia policial.
En una declaración en vídeo compartida por su hermano antes de su detención, Farideh Moradkhani, una conocida activista de los derechos, pidió a los líderes de otras naciones que “dejen de hacer tratos con este régimen”.
“Oh, gente libre, estad con nosotros y decid a vuestros gobiernos que dejen de apoyar a este régimen asesino y matador de niños”, dijo Moradkhani en el vídeo. “Este régimen no es leal a ninguno de sus principios religiosos y no conoce ninguna regla excepto la fuerza y el mantenimiento del poder”.
“Ahora, en este momento crítico de la historia, toda la humanidad está observando que el pueblo iraní, con las manos vacías, con un coraje y una valentía ejemplares está luchando con las fuerzas del mal”, dijo. “En este momento, el pueblo de Irán está cargando solo con el peso de esta pesada responsabilidad pagando con sus vidas”.
La oficina del Sr. Jamenei no ha emitido ninguna declaración hasta el momento.
Su hermano, Mahmoud Moradkhani, que se presenta como “opositor a la República Islámica” en Twitter, informó el 23 de noviembre de que la Sra. Moradkhani fue detenida cuando cumplía una orden judicial para presentarse en la fiscalía de Teherán.
Según el sitio web de activistas Hrana, fue trasladada a la prisión de seguridad de Evin, en Teherán, y se enfrenta a una condena de 15 años de prisión por cargos no especificados.
Su padre, Ali Moradkhani Arangeh, era un clérigo chiíta casado con la hermana del Sr. Jamenei y ha fallecido recientemente en Teherán tras años de aislamiento debido a su postura contra la República Islámica, según su página web.
En Irán se están produciendo una serie de protestas desencadenadas por la muerte de la joven kurda-iraní Mahsa Amini, de 22 años, tras ser detenida por llevar una vestimenta inapropiada. Los manifestantes están planteando uno de los desafíos más fuertes al establecimiento clerical del país desde la Revolución Islámica de 1979.
Según Hrana, hasta el 26 de noviembre habían muerto unos 450 manifestantes en los dos meses de disturbios, entre ellos 63 menores. También han muerto unos 60 miembros de las fuerzas de seguridad, y las autoridades han detenido a 18.173 personas.
Jalal Mahmoudzadeh, diputado de la ciudad de Mahabad, de mayoría kurda, dijo ayer que hasta 105 personas habían muerto en zonas de población kurda durante las protestas.
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