Los investigadores han construido un sensor capaz de registrar señales del cerebro humano con un nivel de detalle sin precedentes, lo que abre nuevas posibilidades para las interfaces cerebro-computadora.
Un equipo de ingenieros y cirujanos, dirigido por el profesor de la Universidad de California en San Diego, Shadi Dayeh, utilizó una cuadrícula densa integrada con miles de sensores de electrocorticografía (EC0G) para permitirles leer la actividad de la corteza cerebral en una resolución 100 veces mayor que las tecnologías existentes. .
La matriz delgada y flexible, que mide tres centímetros por tres centímetros, ofrece una perspectiva muy detallada de partes específicas del cerebro, lo que podría tener profundas implicaciones si se aprueba para uso clínico.
Las primeras aplicaciones podrían incluir que los cirujanos reciban información de señales cerebrales ultra claras, proporcionando una mejor orientación para extirpar tumores sin dañar el tejido sano, así como el tratamiento quirúrgico de la epilepsia resistente a los medicamentos.
A más largo plazo, el dispositivo cerebral podría usarse como un implante inalámbrico permanente para ayudar a las personas que viven con parálisis u otras enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson, que pueden tratarse con estimulación eléctrica.
Más allá de eso, la tecnología ECoG podría desarrollarse para su uso en el campo emergente de las interfaces cerebro-computadora, que tienen una amplia gama de aplicaciones potenciales, desde controlar una computadora con solo pensar hasta transmitir música directamente a su cerebro.
Al descubrir nuevos conocimientos sobre cómo funciona el cerebro, por ejemplo, el dispositivo podría usarse para interpretar los movimientos de las manos de nuevas maneras utilizando patrones de ondas cerebrales.
Una de las empresas de más alto perfil que trabaja en tecnología de interfaz cerebro-computadora es la startup Neuralink de Elon Musk, que tiene como objetivo comenzar las pruebas en humanos de su chip a finales de este año.
El equipo del profesor Dayeh ya probó el dispositivo ECoG en 19 personas, que aceptaron ser parte de la investigación durante el “tiempo de inactividad” de sus cirugías cerebrales ya programadas.
El siguiente paso es realizar un ensayo clínico de la tecnología, que será financiado por una subvención de $12,25 millones otorgada a los científicos.
La investigación fue publicada esta semana en la revista Ciencia Medicina Traslacional.
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