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Estados Unidos no se pronuncia sobre una propuesta de tratado entre Bélgica e Irán que, según los expertos, se está elaborando de manera que acelere los esfuerzos para negociar un controvertido canje de prisioneros.
En medio de la creciente preocupación de los halcones de la política exterior en el Capitolio, así como de las manifestaciones de los ciudadanos iraníes en el centro de Washington DC, el Departamento de Estado se niega a tomar partido sobre la propuesta de acuerdo que el Parlamento belga comenzó a debatir el martes. La propuesta permitiría al gobierno de Bélgica extraditar a individuos con ciudadanía iraní condenados por cometer o intentar cometer atentados terroristas en Europa; se considera que es el resultado de los esfuerzos para permitir al gobierno de Bélgica intercambiar a un diplomático iraní condenado por un ciudadano de Bélgica que se reveló que estaba en cautividad en Irán esta semana.
A cambio del regreso del cooperante Olivier Vandecasteele, el gobierno supuestamente entregará a Assadollah Assadi, un diplomático condenado por ayudar a los operativos a intentar llevar a cabo un ataque terrorista dirigido a disidentes iraníes exiliados en un mitin en Francia al que asistieron altos funcionarios europeos y estadounidenses, incluido Rudy Giuliani; el complot fracasó.
El portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, se refirió brevemente al tratado propuesto el martes, diciendo a los periodistas en su sesión informativa diaria: “Estamos … al tanto de los informes de que el Gobierno belga está considerando un intercambio de prisioneros, pero no vamos a comentar sobre proyectos de ley o tratados pendientes en la legislatura de Bélgica.”
Sin embargo, en el Capitolio crece la presión para que Estados Unidos adopte una posición formal contra el tratado, lo que en general supone un golpe a lo que el portavoz del Departamento de Estado describió el martes como esfuerzos para que “la comunidad internacional hable con una sola voz y actúe de forma conjunta para que esos países rindan cuentas de lo que están haciendo”, deteniendo a viajeros o cooperantes con cargos falsos para forzar las negociaciones.
Una coalición de republicanos y demócratas en la Cámara de Representantes ha escrito una carta al primer ministro de Bélgica instándole a liderar su parlamento en el rechazo del acuerdo y de lo que denominaron una “estratagema cínica” de Teherán para devolver a su diplomático encarcelado; otros en el Senado han emitido declaraciones similares, como los senadores Ted Cruz y Marco Rubio.
“Desconcertante & preocupante”, tuiteó el senador por Texas. “Estados Unidos trabajó estrechamente con nuestros socios para rastrear a los terroristas iraníes en toda Europa por el complot del régimen en 2018 para bombardear un mitin político en Francia. No hace falta decir que los terroristas condenados deben ser castigados, no liberados.”
Rubio añadió: “El tratado propuesto por #Bélgica con #Irán no puede permitir el regreso de Assadollah Asadi, un terrorista convicto, a su patria. El régimen de Teherán & sus agentes deben rendir cuentas por sus actividades terroristas int’l & su práctica continuada de tomar a inocentes como rehenes.”
Bob Menendez, demócrata de Nueva Jersey, emitió lo que probablemente sea la declaración más oficial sobre el tema desde los pasillos del Congreso a través de su posición como presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado. En un tuit, insistió en que cualquier tratado que firme el parlamento belga debe cumplir con las “obligaciones internacionales” del país y “no puede conceder impunidad a Assadollah Asadi o a cualquier otro actor responsable de violaciones de los derechos humanos & actos atroces de terrorismo”.
Y en el centro de DC, una pequeña reunión de ciudadanos iraníes se movilizó frente a la embajada de Bélgica para denunciar el acuerdo propuesto como un “apaciguamiento” del régimen dictatorial de Teherán. La protesta, que duró varios días, contó con el apoyo de la Organización de Comunidades Iraníes Americanas (OIAC).
“Si se ratifica esta legislación, nadie en Europa tendrá seguridad e inmunidad frente a los asesinos que gobiernan Irán”, advirtió la destacada activista de la oposición Maryam Rajavi, presidenta electa del Consejo Nacional de la Resistencia de Irán.
Mientras tanto, el gobierno de Biden anunció a media tarde del miércoles medidas no relacionadas con Irán. El secretario Antony Blinken, en un extenso comunicado, anunció la imposición de sanciones a más de una docena de empresas de Irán, Vietnam, Singapur, los Emiratos Árabes Unidos y Hong Kong por su presunta implicación en el envío de petróleo iraní prohibido.
En la conclusión del comunicado, Blinken volvió a machacar a Teherán por las violaciones del acuerdo nuclear de 2015 que la administración Trump abandonó en 2018, y advirtió que Estados Unidos seguiría presionando al país con sanciones hasta que volviera a cumplirlo.
“Es Irán quien, hasta la fecha, no ha demostrado uncompromiso similar en ese camino”, dijo el Sr. Blinken. “A falta de un cambio de rumbo por parte de Irán, seguiremos utilizando nuestras autoridades sancionadoras para dirigirnos a las exportaciones de petróleo, productos petrolíferos y productos petroquímicos procedentes de Irán.”
Los grupos de la oposición iraní que suelen abogar por la máxima presión sancionadora sobre el gobierno de Irán aplaudieron la noticia.
“Cualquier restricción a la capacidad financiera de Teherán, utilizada para avanzar en la conducta maligna en el país y en el extranjero, es en el mejor interés del pueblo iraní y apoyado por las comunidades iraní-estadounidenses”, dijo Ramesh Sepehrrad de la OIAC.
“Sin embargo, para que sean efectivas, todas las sanciones existentes y nuevas deben ser aplicadas vigorosamente”.
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