EE.UU. se burla cuando el líder serbio de Bosnia afirma que puede espiar a EE.UU.

La embajada de Estados Unidos en Sarajevo calificó el jueves de “fanfarronadas” las afirmaciones del líder serbobosnio de que sus servicios de seguridad están espiando al embajador estadounidense en Sarajevo y añadió que su política separatista está “jugando” con el futuro de la entidad serbia en el estado balcánico.

Milorad Dodik, miembro de la presidencia tripartita de Bosnia, afirmó el miércoles en un mitin preelectoral que la agencia de espionaje de los serbios de Bosnia es ahora capaz de escuchar las conversaciones del embajador estadounidense Michael Murphy y su personal.

“Nosotros también les escuchamos ahora, no son sólo ellos los que nos escuchan a nosotros”, dijo Dodik a sus partidarios. “Sé de qué están hablando”.

Dijo que esto no era posible hacerlo hace unos años.

“Lo que decimos en privado es lo mismo que decimos en público: Estados Unidos sigue comprometido con la soberanía, la integridad territorial y el carácter multiétnico de Bosnia y Herzegovina y responderemos a cualquier actividad desestabilizadora y anti-Dayton”, tuiteó la embajada estadounidense, en referencia al acuerdo de paz alcanzado en 1995 en Dayton (Ohio) entre bosnios, serbios y croatas que puso fin a una guerra que dejó al menos 100.000 muertos y millones de personas sin hogar.

Aunque el acuerdo de paz puso fin al derramamiento de sangre, dejó a Bosnia profundamente dividida entre la federación bosnio-croata y la entidad serbia llamada Republika Srpska. Dodik se ha esforzado abiertamente por separar la entidad serbia de Bosnia y unirla a la vecina Serbia.

Dodik, conocido por su firme postura prorrusa, está sometido a sanciones financieras y de viaje por parte de Estados Unidos desde enero, después de que el gobierno de Biden le acusara de “actividades corruptas” que amenazan con desestabilizar la región.

Los medios de comunicación de Bosnia afirman que Dodik se encuentra entre los políticos de más de dos docenas de países que desde 2014 fueron pagados por Rusia a cambio de ejercer una influencia pro-Kremlin. Según una revisión recientemente desclasificada por las agencias de inteligencia de Estados Unidos, Rusia ha gastado al menos 300 millones de dólares para influir tanto en la política como en los políticos de esos estados.

En Occidente se teme que Rusia esté -a través de los serbios de Bosnia y de su aliado balcánico Serbia- trabajando en la desestabilización de Bosnia para desviar al menos parte de la atención mundial de su guerra contra Ucrania.