El canciller alemán Olaf Scholz pidió el jueves al ex canciller Gerhard Schroeder que renuncie a sus cargos en empresas estatales rusas.
Schroeder, de 77 años, es considerado un viejo amigo del presidente ruso Vladimir Putin, una relación que ha provocado muchas críticas en Alemania, especialmente desde que Rusia invadió Ucrania la semana pasada.
Schroeder es presidente del consejo de supervisión de la empresa energética estatal rusa Rosneft y también ocupa puestos de responsabilidad en los controvertidos proyectos de gasoductos Nord Stream 1 y Nord Stream 2, que pretenden llevar el gas ruso directamente a Alemania, sin pasar por Ucrania. También está previsto que ocupe un puesto en el consejo de supervisión de Gazprom, una corporación energética multinacional de propiedad mayoritariamente estatal rusa.
“Mi consejo a Gerhard Schroeder es, después de todo, que se retire de estos puestos”, dijo Scholz en la televisión ZDF, según la agencia de noticias alemana dpa.
Scholz subrayó que los vínculos de Schroeder con empresas rusas no son un asunto privado, ya que es un ex canciller.
“Esta obligación no termina cuando uno ya no ocupa el cargo, sino que también continúa”, dijo.
Schroeder, que fue canciller de Alemania de 1998 a 2005 y es miembro de los socialdemócratas al igual que el actual canciller Scholz, ha sido criticado durante mucho tiempo por sus estrechos vínculos con Rusia.
A primera hora del jueves, los líderes de los socialdemócratas alemanes, Lars Klingbeil y Saskia Esken, dijeron que habían escrito una carta en la que instaban a Schroeder a dimitir de sus cargos en empresas estatales rusas.
Aunque es un fuerte aliado de Estados Unidos y miembro de la OTAN, la Alemania de la posguerra también ha intentado mantener buenos lazos con Moscú, una política impulsada por los intereses comerciales y las necesidades energéticas de Alemania.
Pero a principios de esta semana, Scholz dijo que la invasión rusa de Ucrania requería una respuesta dramáticamente diferente de Alemania que en el pasado y anunció que el país enviaría armas antitanque y misiles tierra-aire a Ucrania. Esta sorprendente decisión, que supone el abandono de la tradicional negativa de Alemania a exportar armas a zonas de conflicto, se considera nada menos que una ruptura histórica con la política exterior del país tras la Segunda Guerra Mundial.
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