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El cambio climático hizo “cuatro veces más frecuentes” las inundaciones provocadas por el ciclón Gabrielle en Nueva Zelanda

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Es “probable” que la crisis climática haya contribuido a agravar las fuertes lluvias que inundaron el noreste de Nueva Zelanda tras el paso del ciclón Gabrielle, haciendo que este tipo de incidentes sean “cuatro veces más frecuentes” en la región, según un nuevo estudio.

En febrero, el ciclón Gabrielle provocó lluvias extremas que cayeron durante dos días, causando grandes daños y costando miles de millones de dólares en pérdidas económicas en Nueva Zelanda, lo que lo convirtió en uno de los ciclones más mortíferos y costosos que han azotado la región desde que se tienen registros.

Ahora, una nueva investigación de la World Weather Attribution (WWA), publicada el martes, muestra que estos episodios de lluvias torrenciales se han vuelto cuatro veces más frecuentes en la región, con episodios de precipitaciones extremas que ahora dejan caer un 30% más de lluvia que antes.

El estudio, realizado por un equipo internacional de científicos del clima, concluye que el aumento de las precipitaciones extremas se debe “probablemente” a la crisis climática. Sin embargo, aún no pueden cuantificar la influencia precisa del calentamiento global inducido por el hombre.

Utilizando datos históricos de estaciones meteorológicas, el informe sugiere que las precipitaciones máximas de dos días en la región son ahora un 30% más intensas de lo que podrían haber sido sin la influencia de las emisiones humanas de gases de efecto invernadero.

Este tipo de precipitaciones intensas también se producen ahora con una frecuencia cuatro veces mayor que antes; aun así, las lluvias tan intensas siguen siendo poco frecuentes, con aproximadamente un 3% o menos de probabilidades de producirse cada año en cualquier lugar.

“Las observaciones meteorológicas en la región muestran exactamente lo que esperamos de la física, es decir, que una atmósfera más cálida acumula más agua y aumenta la frecuencia e intensidad de los aguaceros”, afirma la Dra. Friederike Otto, codirectora de WWA y profesora titular de Ciencias del Clima en el Instituto Grantham.

“Y con un mundo cada vez más cálido veremos cada vez más sucesos de este tipo”. Reducir la exposición y la vulnerabilidad de las poblaciones en zonas propensas a las inundaciones es, por tanto, una prioridad urgente.”

Aunque el informe reconoce grandes incertidumbres en estas estimaciones debido al corto periodo cubierto por los datos y a la gran variabilidad de la región, advierte que es necesario tomar medidas urgentes para reducir la exposición y la vulnerabilidad de las comunidades a futuras inundaciones.

El estudio fue realizado por 23 investigadores de universidades y agencias meteorológicas de Aotearoa (Nueva Zelanda), Francia, Alemania, Países Bajos, Reino Unido y Estados Unidos.

“Una evaluación rápida del papel del cambio climático en este episodio de inundaciones es una primicia en Aotearoa Nueva Zelanda, e intenta responder a una de las preguntas que se plantean periódicamente sobre si este verano es la nueva realidad del país”, dijo Sam Dean, científico principal del Instituto Nacional de Investigación del Agua y la Atmósfera y uno de los científicos que trabajaron en este estudio.

Nueva Zelanda dispone de una buena capacidad de previsión y de canales para alertar sobre precipitaciones extremas, señala el informe. Aun así, las inundaciones causaron importantes daños, costes económicos y pérdidas de vidas humanas, lo que puede relacionarse con factores como la dependencia de sistemas de protección contra inundaciones y de infraestructuras que no están construidas para soportar inundaciones tan extremas.

Aunque el informe no culpa de forma concluyente a la crisis climática como principal causa de las inundaciones, ya que los científicos explican que hubo varios factores que provocaron el fenómeno meteorológico extremo, advierte de que las lluvias más intensas son cada vez más probables a medida que el planeta sigue calentándose.

El informe también señala que, para un clima 2C más cálido que en la época preindustrial, los modelos sugieren que la intensidad de las precipitaciones aumentará ligeramente, aunque la incertidumbre sigue siendo grande.

Los científicos que participaron en el estudio sugieren que los esfuerzos futuros para reducir la vulnerabilidad deberían actualizar las infraestructuras para que se construyan de acuerdo con el clima futuro, mejorar la previsión del impacto y reforzar la conexión social, los conocimientos, las habilidades y la concienciación sobre los peligros naturales para aumentar la resiliencia de las comunidades.

“Aunque los resultados de este análisis rápido en particular son variados, el estudio contribuye a una gran cantidad de pruebas de que aquí, en Aotearoa Nueva Zelanda, adaptarse a un riesgo de inundación cambiante ahora y en el futuro previsible es uno de los mayores retos a los que nos enfrentamos.”

El ciclón Gabrielle dejó más de 200.000 casas sin electricidad y al menos 11 personas murieron en las inundaciones de Nueva Zelanda, con pérdidas económicas estimadas en miles de millones de dólares. Algunas de las regiones afectadas por las inundaciones habían sufrido lluvias e inundaciones generalizadas sólo dos semanas antes.

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