El Departamento de Seguridad Nacional dijo el jueves que trabajará inmediatamente para garantizar que los dispositivos electrónicos de los funcionarios no sean limpiados de datos antes de ser respaldados en servidores externos.
La directiva, si se aplica correctamente, hará que el departamento esté en consonancia con las leyes federales sobre registros, que establecen muy claramente que deben conservarse las comunicaciones entre funcionarios federales que discutan políticas oficiales en dispositivos gubernamentales. En general, los funcionarios tienen prohibido mantener este tipo de conversaciones en dispositivos personales.
Los funcionarios anunciaron por primera vez la directiva en un memorando obtenido por CNN. El movimiento es uno de control de daños, ya que la agencia es acosada por las preguntas del Congreso sobre qué pasó exactamente con los mensajes de texto enviados por los agentes del Servicio Secreto asignados a Donald Trump el día del ataque del 6 de enero (y las horas previas), así como las de los altos ex funcionarios del DHS, incluyendo el ex subsecretario Ken Cuccinelli.
Dos comités del Congreso han presionado a la Oficina del Inspector General de la agencia, el organismo de control interno del DHS, para que explique por qué se borraron los datos de los teléfonos de dichos funcionarios sin hacer una copia de seguridad, una medida que probablemente constituiría una violación de la Ley de Registros Federales en cualquier caso, y especialmente por qué no se hizo un esfuerzo por conservar los mensajes relativos a uno de los días más importantes de la historia política reciente. El escrutinio es especialmente alto dado que se ha informado de que los agentes recibieron instrucciones de preservar los datos antes de que fueran borrados, y que el Inspector General no alertó a los legisladores sobre el problema durante meses.
“Estos documentos suscitan nuevas e inquietantes preocupaciones de que su oficina no sólo no notificó al Congreso durante más de un año que faltaban pruebas críticas en esta investigación, sino que su personal superior decidió deliberadamente no perseguir esas pruebas y luego parece haber tomado medidas para encubrir estos fallos”, escribieron el lunes los comités de Supervisión y Seguridad Nacional al Inspector General del DHS en una carta conjunta.
También han pedido al inspector general, Joseph Cuffari, que se recuse personalmente de la investigación en adelante, citando la falta de confianza en sus esfuerzos.
El memorándum del DHS del jueves dice: “[Employees] se les ordena que conserven los dispositivos móviles reales (y la información de acceso que los acompaña) o las copias de seguridad completas y totalmente accesibles de todo el contenido del dispositivo para todos los miembros del Servicio Ejecutivo Superior o equivalente y los designados políticos, siempre que dicho empleado se vaya o tenga que reemplazar o borrar su dispositivo por cualquier motivo.”
El Comité Judicial del Senado, que tiene jurisdicción sobre el Departamento de Justicia, ha pedido entretanto al fiscal general Merrick Garland que se haga cargo de la investigación que actualmente dirige la agencia separada.
“No sé si el hecho de no haber conservado estos textos críticos del gobierno del 6 de enero es el resultado de la mala fe o de una incompetencia asombrosa. Pero sí sé que el hombre que ha supervisado la investigación de este fiasco no es la persona adecuada para seguir dirigiéndola”, dijo el miércoles el presidente Dick Durbin.
“Este hombre ha perdido cualquier credibilidad que pudiera tener alguna vez en este asunto. Por eso he pedido al fiscal general Merrick Garland que intervenga y tome el control de esta investigación sobre los textos desaparecidos.”
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