Un nuevo proyecto artístico, llamado “The Follower”, muestra lo aterradoramente fácil que es ser rastreado en la vida real.
El proyecto utiliza cámaras de circuito cerrado de televisión abiertas, junto con un software de inteligencia artificial, para rastrear los vídeos de las fotos que se toman en Instagram. Fue creado por el artista belga Dries Depoorter, que construyó un sistema capaz de tomar una imagen de Instagram y encontrar el vídeo de ese mismo momento de las cámaras públicas.
El Sr. Deporteer creó el sistema grabando cámaras de vídeo abiertas durante semanas, y raspando todas las fotos de Instagram que habían sido tomadas y etiquetadas en esos mismos lugares. A continuación, utilizó un software de inteligencia artificial para comparar la foto de Instagram con el vídeo y unirlos.
Eso le permitió publicar una serie de vídeos en los que aparecían personas tomando esas imágenes escenificadas.
Este proyecto es la continuación de otros proyectos artísticos igualmente innovadores creados por Depoorter, como un sistema que clasificaba la frecuencia con la que los políticos belgas miraban sus teléfonos y una aplicación que permitía a la gente chatear entre sí solo cuando su teléfono tenía menos del 5% de batería.
El último proyecto del Sr. Depoorter, “The Follower”, fue recibido con horror en Twitter, sobre todo por parte de mujeres que expresaron su preocupación por la forma en que podría utilizarse el sistema. Otros señalaron que el proyecto pretendía poner de manifiesto precisamente esa preocupación.
Muchas personas le rogaron que no diera a conocer el sistema de forma más amplia, aunque no está claro que pudiera utilizarse de forma más general. Sería mucho más difícil utilizarlo para localizar a una persona concreta, por ejemplo, o para seguir a personas en zonas más tranquilas.
Y sugirió que, probablemente, las empresas de vigilancia y los gobiernos ya estaban utilizando el mismo tipo de sistemas con un alcance mucho mayor.
Fabien Bantou, un desarrollador que trabaja en el Parlamento Europeo, señaló que sería ingenuo suponer que “las empresas e instituciones de vigilancia no tienen algo equivalente dirigido por equipos dedicados de expertos en visión por ordenador y escalabilidad desde hace años”.
Pero también señaló que utilizar el sistema para aplicaciones más amplias sería mucho más difícil. El sistema se basaba en dos conjuntos de datos muy populares y públicos -fotos de Instagram y cámaras en lugares concurridos- y hacerlo con más datos que no fueran tan fáciles de etiquetar sería mucho más difícil, señaló.
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