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La administración Biden está dando los primeros pasos para liberar 45.000 millones de dólares para garantizar que todos los residentes de Estados Unidos tengan acceso a Internet de alta velocidad aproximadamente en 2028, invitando a los gobernadores y otros líderes el viernes a iniciar el proceso de solicitud.
La secretaria de Comercio, Gina Raimondo, está supervisando la distribución y dijo que el acceso universal a Internet de banda ancha sería similar a la electrificación de la América rural durante la década de 1930, un reconocimiento de que Internet es una utilidad necesaria para que los residentes de Estados Unidos funcionen en la economía actual.
“Hay más de 30 millones de estadounidenses que no tienen Internet”, dijo Raimondo. “Y en esta época, sin Internet de alta velocidad, no se puede ir a la escuela, no se puede ir al médico, no se pueden hacer cosas sencillas. Piensa en cuántas veces al día buscas algo en Google o te conectas a Internet”.
La financiación forma parte de los 65.000 millones de dólares destinados a la banda ancha en el paquete de infraestructuras de 1 billón de dólares que el Presidente Joe Biden firmó como ley el pasado noviembre. Ese paquete bipartidista es uno de los logros políticos que el presidente demócrata está tratando de vender a los votantes antes de las elecciones de mitad de período, aunque no está claro hasta qué punto el mensaje resonará cuando gran parte del país está centrado en la alta inflación, las diferencias culturales y la identidad política.
El expresidente Donald Trump ha tachado el gasto en infraestructuras de “falso”, a pesar de que el gasto en banda ancha era una de sus propias prioridades. Su Departamento de Agricultura dijo en 2020 que había invertido 744 millones de dólares en la conectividad rural a Internet, una suma significativa pero insuficiente.
Raimondo viaja a Durham, Carolina del Norte. Anunciará que los gobernadores pueden enviar sus cartas de intención para recibir el dinero de la banda ancha, que proviene de tres programas que suman 45.000 millones de dólares. Cada estado recibiría entonces 5 millones de dólares para ayudarle a consultar con los residentes y redactar su plan.
El Departamento de Comercio reconoce que las necesidades de Internet varían según el estado. El dinero podría usarse para tender cable de fibra óptica, construir puntos de acceso Wi-Fi o incluso reducir las tarifas mensuales en lugares donde el precio es el principal problema. Tras el anuncio de la administración el lunes de que proporcionaría un subsidio de 30 dólares mensuales a los hogares con bajos ingresos, Raimondo señaló que los estados podrían utilizar el dinero adicional de estos programas para hacer que el servicio sea gratuito para algunos usuarios.
En las asignaciones también influiría el hecho de que la Comisión Federal de Comunicaciones publicara este otoño nuevos mapas en los que se detallan los lugares en los que la gente carece de servicio de Internet o está desatendida. Los gobernadores y otros dirigentes tendrían entonces seis meses para utilizar estos datos para dar forma a sus solicitudes finales. Los estados y las zonas elegibles tienen garantizado un mínimo de 100 millones de dólares, aunque el pago medio estaría más cerca de los 800 millones, según estimaciones aproximadas del Departamento de Comercio.
El objetivo es que los estados establezcan un calendario de cinco años para proporcionar un acceso completo a Internet, garantizando al mismo tiempo un acceso a Internet asequible y promoviendo la competencia entre los proveedores. El gobierno federal no ha definido lo que se considera asequible, ya que podría ser diferente en todo el país en función del coste de la vida.
La secretaria de comercio dijo que había visto el impacto que la disponibilidad universal de Internet podría tener en la gente en sus viajes.
Dijo que habló con un viudo en la zona rural de Carolina del Sur cuya esposa fallecida sólo podía ver a un médico con regularidad a través de la telesalud, pero carecían de una conexión de alta velocidad. Raimondo habló con una estudiante universitaria de Atlanta con un trabajo a tiempo completo que tenía que conducir hasta el campus para hacer los deberes por Internet, lo que la dejaba tan agotada que se quedaba dormida al volante y sufría dos accidentes de tráfico.
“Si se cierra la brecha digital y se cierra la brecha de oportunidades”, dijo Raimondo, “realmente cumplimos la promesa estadounidense de dar a todo el mundo una oportunidad de tener un buen trabajo, una educación y atención sanitaria”.
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