El director del Programa Mundial de Alimentos, galardonado con el Premio Nobel de la Paz, afirma que el apoyo de donantes como Estados Unidos y Alemania ha permitido posponer -aunque no evitar del todo- la hambruna en Somalia, pero subraya que “aún no hemos salido de ésta.”
El director ejecutivo del PMA, David Beasley, dijo que los países del Cuerno de África se han enfrentado a un “impacto climático sin precedentes” debido a años de sequía, y que la agencia de la ONU esperaba anunciar la hambruna en Somalia antes de que los donantes “dieran un paso adelante de forma magnífica.”
“Y hemos sido capaces de – no sé si la palabra correcta es ‘evitar’ la hambruna – pero definitivamente la hemos pospuesto”, dijo a The Associated Press en la reunión del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, el martes. “Hemos tenido suerte hasta ahora, dadas las perturbaciones climáticas dentro de Somalia. Pero aún no hemos salido de ésta”.
No obstante, advirtió de que “todavía podríamos acabar con una hambruna técnicamente en Somalia” porque ya existen “condiciones similares a la hambruna”.
“Una vez que se declara oficialmente que hay hambruna, ya es demasiado tarde”, dijo Beasley.
La hambruna es la falta extrema de alimentos y una tasa significativa de mortalidad por inanición o malnutrición combinada con enfermedades como el cólera. Una declaración formal de hambruna significa que los datos muestran que más de una quinta parte de los hogares tienen carencias alimentarias extremas, más del 30% de los niños están gravemente desnutridos y más de dos personas de cada 10.000 mueren cada día.
Beasley, que ha anunciado sus planes de dimitir en abril, ha aprovechado su experiencia política como antiguo gobernador republicano del estado estadounidense de Carolina del Sur para conseguir de Washington una mayor financiación para el Programa Mundial de Alimentos bajo las administraciones de Biden y Trump.
Estados Unidos anunció el mes pasado 411 millones de dólares en fondos adicionales para la crisis de Somalia, después de que un informe de la ONU y otros expertos señalara que más de 8 millones de somalíes sufren una grave inseguridad alimentaria debido a la sequía y a los altos precios de los alimentos. Miles de personas han muerto.
Cuando Beasley asumió el cargo en 2017, unos 80 millones de personas en todo el mundo estaban al borde de la inanición y se enfrentaban al hambre crónica. Los conflictos, el cambio climático y la COVID-19 han provocado que esa cifra se dispare hasta los 350 millones actuales debido a la devastación económica y las interrupciones en la cadena de suministro.
“Crees que no se puede estar peor. Entonces se cierra el granero del mundo: Ucrania”, dijo Beasley. “Ahora (el país tiene) las colas para el pan más largas del mundo”, en alusión a la guerra de Rusia que ha puesto patas arriba la producción y exportación de alimentos desde Ucrania.
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Los periodistas de AP Masha Macpherson y David Keyton en Davos, Suiza, contribuyeron a este reportaje.
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