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En su relato, la filosofía política del presidente Joe Biden tiene sus raíces en Pensilvania, donde el hijo de Scranton creció viendo a las familias luchar por llegar a fin de mes.
Pero mientras los demócratas del estado natal del presidente eligen el martes un candidato para un escaño crítico en el Senado de Estados Unidos, el candidato moderado considerado durante mucho tiempo como un heredero del ala de Biden del partido corre el riesgo de ser derrotado por un progresista que en su día apoyó el senador de Vermont Bernie Sanders.
En la costa opuesta, el congresista Kurt Schrader de Oregón, el primer candidato respaldado por Biden este año, se enfrenta a un animado contrincante de la izquierda. Y en todo Estados Unidos, los demócratas se enfrentan a preguntas sobre el liderazgo, los mensajes y la identidad del partido.
Aunque gran parte de la atención durante la fase inicial de la temporada de primarias de 2022 se ha centrado en el control del ex presidente Donald Trump sobre el Partido Republicano, las contiendas también sirven como referéndum sobre el liderazgo de Biden en el Partido Demócrata. Pocos demócratas están criticando abiertamente al presidente y la mayoría están prometiendo agresivamente el apoyo a su agenda. Pero hay un claro malestar con la dirección del partido.
En el 5º distrito electoral de Oregón, mayoritariamente rural, Jamie McLeod-Skinner dijo que “se dejaría la piel” para apoyar la agenda de Biden si derrotaba a su candidato preferido el martes.
“Respetamos al presidente Biden, pero simplemente se equivocó en este caso”, dijo en una entrevista, ofreciendo cálidas palabras para las políticas del presidente incluso cuando fue menos elogiosa con el partido.
“Los demócratas hemos sido muy débiles en nuestros mensajes y en establecer un sentido de enfoque”, dijo McLeod-Skinner. “Esta es una de las cosas en las que espero ayudar”.
La Casa Blanca resta importancia a las preocupaciones sobre el liderazgo de Biden y las divisiones dentro del partido.
Los asesores del presidente señalan que los demócratas han evitado en gran medida los desagradables y costosos ataques personales que han definido las elecciones primarias republicanas en todo el país en las últimas semanas. Y señalan el exitoso respaldo de Biden a la candidata al Congreso Shontel Brown, que derrotó a un crítico de Biden en Cleveland este mes.
Lo que está en juego en las primarias de este año, mientras tanto, es diferente para cada partido. Mientras los demócratas están debatiendo su futuro ideológico y político, los republicanos están considerando algunos candidatos con un historial de comportamiento racista y antidemocrático. Solo en Pensilvania, el candidato a gobernador respaldado por Trump trabajó para anular los resultados de las elecciones de 2020. Un candidato del GOP que está ganando terreno en las primarias para el Senado vinculó una vez el Islam con la pedofilia.
Aun así, Biden se pondrá a prueba esta semana en las elecciones primarias de cinco estados: Idaho, Kentucky, Carolina del Norte, Oregón y Pensilvania.
En Pensilvania, un leal a Biden y favorito del establishment, el diputado Conor Lamb, ha luchado por encontrar su equilibrio en unas primarias para el Senado muy concurridas que determinarán qué tipo de demócrata representará al partido este otoño en una de sus mejores oportunidades para conseguir el Senado.
Lamb, un exfiscal de la Marina de rostro fresco, se convirtió en una celebridad política en 2018 al ganar una elección especial en un distrito de clase trabajadora del oeste de Pensilvania que durante mucho tiempo estuvo en manos de los republicanos. Celebrado como el tipo de demócrata que puede apelar a los votantes del centro, entra en el día de las primarias mirando hacia arriba en las encuestas hacia el vicegobernador John Fetterman, un progresista que dice lo que es.
En un anuncio de cierre de campaña, Fetterman se presenta como “un tipo diferente de demócrata, candidato, campaña que se enfrenta a todos los políticos”. El candidato, de 52 años, sufrió un derrame cerebral pocos días antes de las primarias, aunque su campaña dijo que estaba en camino de una “recuperación total.”
Aun así, en estilo -y en sustancia, en algunos casos- Fetterman es el opuesto de Biden.
El ex alcalde, de 1,80 metros, tiene tatuajes en los brazos, la cabeza bien afeitada y perilla. Maldice en las redes sociales y lleva pantalones cortos prácticamente a todas partes, incluso en invierno.
En la campaña, Fetterman es más propenso a criticar a los moderados demócratas como el senador Joe Manchin de Virginia Occidental que a Biden. Pero en enero, Fetterman rechazó inicialmente una invitación para aparecer con el presidente en su ciudad natal de Pittsburgh. Y ha pedido constantemente a los demócratas del Senado que supriman el filibusterismo para adoptar las prioridades demócratas en materia de violencia armada, aborto y derecho al voto, algo a lo que la Casa Blanca de Biden se ha resistido en gran medida.
A pesar de las audaces promesas de campaña y de un Congreso controlado por los demócratas, la gran mayoría de la agenda nacional de Biden está estancada.
Los partidarios de Fetterman consideran que su estilo agresivo y su política progresista tienen más posibilidades de ayudar a los demócratas a abrirse paso entre losbloqueo.
“Es tan refrescante porque es muy sincero”, dijo Barbara Orr, de 63 años, sobre Fetterman antes de una reciente parada de campaña. “Si lo has visto en la televisión, dice sin tapujos, sin pelos en la lengua, lo que defiende”.
Los índices de aprobación de Biden han rondado los 40 puntos durante gran parte del año. Esas cifras están en línea con las de Trump, o son ligeramente mejores, durante gran parte de su presidencia. Pero en contraste con Trump, Biden está mostrando cierta debilidad entre las bases de su partido.
Las encuestas públicas sugieren que casi todos los demócratas aprobaban a Biden cuando asumió el cargo por primera vez. Sin embargo, durante gran parte de este año, sus índices de aprobación entre los demócratas han caído cerca del 80%. Aunque una caída de 20 puntos no significa que su partido lo haya abandonado, los aliados de Biden reconocen que los grupos principales de su coalición política -incluidos los jóvenes, los votantes de color y los independientes- están frustrados.
“Hay demócratas que dicen a otros demócratas que Biden no ha hecho nada. Y se lo creen”, dijo el veterano estratega demócrata James Carville. “Tenemos que ser más coherentes y estar más unidos”.
El ex gobernador de Pensilvania, Ed Rendell, dijo que los demócratas estarían en una mejor posición de cara al otoño si hubiera un liderazgo más claro de los demócratas de Washington, que han luchado por unirse detrás de una agenda o un mensaje en las semanas desde que la agenda doméstica de Biden se estancó.
“Hasta ahora no ha estado muy claro, pero creo que están empezando a entenderlo”, dijo Rendell. “En realidad no creo que sea tan malo como todo el mundo dice. Ha ido remontando poco a poco en las encuestas. Pero obviamente sería más fácil si el presidente fuera popular”.
Mientras tanto, los republicanos de Pensilvania han estado demasiado centrados en sus propias y divisivas primarias para el Senado como para prestar mucha atención a los demócratas hasta ahora. Pero el aspirante al Senado por el GOP, Mehmet Oz, respaldado por Trump, dijo que está “mareado” por la perspectiva de un potencial enfrentamiento cara a cara contra Fetterman en las elecciones generales de noviembre.
“Es básicamente un Bernie Sanders alto”, dijo Oz a The Associated Press. “Todo el mundo entiende que hay un claro contraste entre lo que sería un líder liberal de extrema izquierda y lo que podrá ofrecer un líder conservador que sea ‘America First'”.
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Miller informó desde Washington.
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