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Estados Unidos expresó su preocupación por el brote de Covid-19 en China, ya que el país registró el martes cinco muertes más relacionadas con la pandemia.
El número de víctimas del virus afectará al “resto del mundo debido al tamaño de la economía china”, declaró ayer el portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Ned Price, durante una rueda de prensa. “No sólo es bueno para China estar en una posición más fuerte frente a Covid, sino que también es bueno para el resto del mundo”, añadió.
También expresó su preocupación por la mutación del virus: “Hemos visto que en el transcurso de muchas permutaciones diferentes de este virus y sin duda otra razón por la que estamos tan centrados en ayudar a los países de todo el mundo a hacer frente a Covid.”
Ciudades de toda China se apresuraron a instalar camas de hospital y construir clínicas para detectar la fiebre, en medio de crecientes temores sobre el número oficial de víctimas a medida que la pandemia arrasaba el país desde la relajación de las restricciones de Covid.
Pekín comenzó a desmantelar su estricta estrategia de “cero Covid” tras las protestas contra las restricciones a principios de este mes.
Dado que las personas se someten a pruebas y se recuperan en casa, China ha declarado que ya no es posible llevar un recuento exacto del número de nuevos casos, lo que dificulta considerablemente calibrar el estado de la actual oleada de infección y su dirección.
Desde entonces, algunos hospitales se han inundado, las farmacias se han vaciado de medicamentos, mientras que muchas personas se han autoimpuesto encierros, poniendo a prueba los servicios de reparto.
Según el epidemiólogo y economista de la salud Eric Feigl-Ding, el objetivo de China es “que quien tenga que infectarse, se infecte, que quien tenga que morir, muera”. Infecciones tempranas, muertes tempranas, pico temprano, reanudación temprana de la producción”.
“Es un poco pesado reabrir de repente cuando el suministro de medicamentos no estaba suficientemente preparado”, dijo Zhang, un repartidor de 31 años de Pekín que no quiso dar su nombre completo. “Pero apoyo la reapertura”.
Muchos fueron vistos tosiendo con sus máscaras en Pekín, mientras se desplazaban al trabajo en tren. Las calles de Shanghai, donde las tasas de transmisión de Covid también están alcanzando a las de Pekín, estaban más vacías y los trenes subterráneos sólo iban medio llenos.
“La gente se mantiene alejada porque está enferma o tiene miedo de enfermar, pero ahora creo que es sobre todo porque está realmente enferma”, dijo Yang, un entrenador de un gimnasio casi vacío de Shanghai.
Hasta ahora, el país solo ha informado de 5.242 muertes relacionadas con el Covid desde que se informó por primera vez de la pandemia en la ciudad central de Wuhan a finales de 2019, una cifra muy baja en comparación con otras naciones de todo el mundo.
Los altos funcionarios de salud también han suavizado su tono con respecto a la amenaza planteada por el virus, un giro brusco en U desde el mensaje anterior en el que advirtieron que el virus tenía que ser erradicado para salvar vidas.
También han estado restando importancia a la posibilidad de que la cepa Omicron, ahora predominante, pueda volverse más virulenta.
“La probabilidad de una gran mutación repentina… es muy baja”, dijo Zhang Wenhong, un destacado especialista en enfermedades infecciosas, en un foro el domingo en comentarios recogidos por los medios estatales.
Sin embargo, hay indicios de que el virus está penetrando en el sistema sanitario del país, ya que las ciudades están intensificando sus esfuerzos para ampliar las unidades de cuidados intensivos.
Las principales ciudades, como Pekín, Shanghái, Chengdu y Wenzhou, han anunciado en las últimas semanas la apertura de cientos de clínicas de fiebre, algunas en instalaciones deportivas reconvertidas, en un intento de controlar la propagación.
“Cada nueva oleada epidémica en otro país conlleva el riesgo de nuevas variantes, y este riesgo es mayor cuanto mayor es el brote, y la actual oleada en China se perfila como grande”, afirmó Alex Cook, vicedecano de investigación de la Escuela de Salud Pública Saw Swee Hock de la Universidad Nacional de Singapur.
“Sin embargo, inevitablemente China tiene que pasar por una gran oleada de Covid-19 si quiere llegar a un estado endémico, en un futuro sin cierres patronales y los daños económicos y políticos que de ello se derivan”.
Algunos expertos sanitarios han calculado que hasta el 60% de la población de China, lo que equivale al 10% de la población total del mundo, podría estar infectada por el virus, y más de dos millones podrían morir.
En la capital, Pekín, los guardias de seguridad patrullaban la entrada de un crematorio designado Covid-19, donde los periodistas de Reuters vieron el sábado una larga fila de coches fúnebres y trabajadores con trajes protectores contra materiales peligrosos que transportaban a los muertos al interior.Reuters no pudo establecer si las muertes se debían a Covid.
Según la Wall Street Journal, Beijing Dogjiao Crematory ha observado un aumento de las solicitudes de incineración. “Desde la reapertura de Covid, estamos desbordados de trabajo”, declaró una mujer al citado medio, y añadió: “Ahora mismo, son 24 horas al día. No damos abasto”.
Según sus cálculos, cada día llegan unos 200 cadáveres, una cifra muy superior a la estimación anterior de entre 30 y 40.
La pandemia también está afectando a la economía china, cuyo crecimiento previsto para este año es del 3%, el peor en casi medio siglo.
Los trabajadores y camioneros enfermos están ralentizando la producción y perturbando la logística, según los economistas.
(Con información adicional de agencias)
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