El Partido Acción Ciudadana de Costa Rica rompió 60 años de gobierno bipartidista en 2014, pero tras dos legislaturas en el poder fue prácticamente borrado del mapa político del país en las elecciones nacionales.
El partido del presidente saliente Carlos Alvarado obtuvo menos del 1% de los votos emitidos el domingo, según los últimos resultados preliminares del Tribunal Supremo de Elecciones. El partido ni siquiera obtuvo uno de los 57 escaños de la Asamblea Legislativa.
El candidato presidencial del partido, el legislador Welmer Ramos, nunca pudo sacudir la impopularidad de Alvarado y el frustrado “cambio” que el partido había prometido.
El politólogo Francisco Barahona culpó de la caída a los gobiernos de Alvarado y su antecesor, Luis Guillermo Solís. Dijo que crearon una emoción “casi de revancha” entre la gente que quería castigarlo en las urnas.
Los escándalos de corrupción, la aprobación de una controvertida reforma fiscal, el desempleo y el manejo de las restricciones del COVID-19 contribuyeron a un descontento que se manifestó en la popularización de la frase “la culpa es del PAC”, en referencia a las siglas del partido.
El partido nunca tuvo una dirección ideológica clara, operando con posiciones económicas muy cercanas a las de la derecha y posiciones de derechos humanos cercanas a las de la izquierda, dijo Barahona. Al final, el partido traicionó su promesa de un gobierno ético, dijo.
“El tema de la ética es importante, porque el partido no luchó por evitar la corrupción, ni quiso gobernar para las mayorías progresistas que lo eligieron”, dijo Barahona. “Por eso el pueblo prefirió borrarlos del mapa”.
Tanto el gobierno de Solís como el de Alvarado estuvieron plagados de escándalos de corrupción. Durante la administración Solís, un decreto permitió a un empresario, hoy acusado de fraude, importar cemento de China. Juan Carlos Bolaños, el empresario, está pendiente de juicio.
Alvarado se enfrentó a las críticas por la recopilación de información personal de los ciudadanos por parte de su oficina. La semana pasada, el fiscal superior de Costa Rica presentó documentos para que se levante la inmunidad del presidente y pueda enfrentar cargos.
Los fiscales alegan que Alvarado abusó de su autoridad al crear la Unidad Presidencial de Análisis de Datos con los supuestos objetivos de utilizar los datos personales para adaptar mejor las políticas públicas. Pero la unidad supuestamente buscó información restringida de varias agencias gubernamentales, como los ingresos personales y los registros médicos.
A diferencia de los partidos Liberación Nacional y Unidad Social Cristiana que se alternaron en el poder durante seis décadas, el partido de Alvarado no logró consolidar una estructura que lo mantuviera como un contendiente viable y nunca desarrolló la lealtad de quienes le “prestaron” su voto, dijo Barahona.
Al no alcanzar el 4% de los votos necesarios, el partido no podrá optar a la financiación estatal y se enfrenta a una sanción de 350.000 dólares del Tribunal Supremo de Elecciones por infracciones en la financiación de las campañas.
Solís dijo que la derrota debe llevar a una “profunda reflexión”.
Ahora el partido será espectador de la segunda vuelta presidencial del 3 de abril que enfrentará al ex presidente José María Figueres y al ex ministro de Hacienda Rodrigo Chaves, que fueron los dos primeros clasificados entre los 25 candidatos en las elecciones del domingo.
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