El presidente de Irán se dirigió el lunes a Nueva York, donde hablará ante la Asamblea General de la ONU a finales de esta semana, diciendo que no tiene planes de reunirse con el presidente Joe Biden al margen del evento de la ONU.
El presidente Ebrahim Raisi habló en el aeropuerto de Teherán antes de su partida, ya que las conversaciones para revivir el destrozado acuerdo nuclear de Irán con las potencias mundiales siguen estancadas.
“No hay ningún plan para una reunión o negociaciones con los líderes de Estados Unidos”, dijo Raisi. “No tenemos ningún plan para reunirnos con ellos”.
El presidente iraní calificó su aparición en las Naciones Unidas como una oportunidad para explicar al mundo la supuesta “malicia” que naciones y potencias mundiales no especificadas tienen hacia Irán. No dio más detalles.
Raisi, que está acompañado por el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Hossein Amir Abdollahian, y el negociador nuclear Ali Bagheri Kani, se dirigirá tanto a la Asamblea General como a una reunión de la UNESCO sobre religiones.
Las conversaciones entre Irán y las potencias mundiales sobre la reactivación de un acuerdo nuclear de 2015 siguen estancadas, aunque Teherán y Washington han intercambiado respuestas por escrito en los últimos meses sobre los puntos más delicados de la hoja de ruta, que supondría el levantamiento de las sanciones contra Irán a cambio de que restrinja su programa nuclear, que avanza rápidamente.
Irán y Estados Unidos no mantienen relaciones diplomáticas desde la toma de la embajada estadounidense en 1979 por parte de estudiantes militantes en Teherán.
El domingo, el programa “60 Minutes” de la CBS emitió una entrevista con Raisi, quien dijo que Estados Unidos no es digno de confianza y exigió garantías de que Washington no se retirará de nuevo de un acuerdo nuclear como hizo el presidente Donald Trump en 2018.
Raisi también dijo a la CBS que Irán está dispuesto a discutir el intercambio de prisioneros con Estados Unidos, defendió la postura anti-Israel de su país y dijo que Teherán estaba comprometido a buscar “justicia” por la muerte de un alto comandante de la Guardia Revolucionaria iraní, el general Qassem Soleimani, en un ataque aéreo estadounidense en Bagdad en enero de 2020.
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