El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, inició este jueves una gira relámpago de cinco días por cuatro países de Centroamérica y Cuba, deteniéndose primero en la vecina Guatemala.
El secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, escribió en sus cuentas de redes sociales que las reuniones con el presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, y otros funcionarios se centraron en el desarrollo, la migración y el fortalecimiento de los vínculos bilaterales.
López Obrador espera frenar la pobreza y la falta de empleo que envía a decenas de miles de guatemaltecos al norte -cruzando México para llegar a Estados Unidos- ampliando su programa de plantación de árboles a Centroamérica.
El programa conocido como “Plantando Vida” paga a los agricultores un salario mensual por plantar y cuidar árboles frutales y madereros en sus fincas.
Ebrard dijo que el programa estaba comenzando en la provincia guatemalteca de Chimaltenango. México ha pedido al gobierno de Estados Unidos que ayude a financiar el programa, algo que hasta ahora no ha sucedido. México también está promocionando otro programa que aprende a los jóvenes en las empresas. Los críticos dicen que ambos programas carecen de responsabilidad.
Es sólo el tercer viaje al extranjero en más de tres años para López Obrador, quien es aficionado a decir que la mejor política exterior es una buena política interior. La gira es una oportunidad para que México se reafirme como líder en América Latina y será bien recibida por algunos líderes presionados por el gobierno de Estados Unidos y otros por sus supuestas tendencias antidemocráticas.
Tanto geográfica como metafóricamente, México se encuentra encajonado entre Estados Unidos y el resto de América Latina. López Obrador ha desviado las críticas que datan de la administración Trump de que su gobierno está haciendo el trabajo sucio de Washington al tratar de detener a los migrantes antes de que lleguen a la frontera con Estados Unidos.
López Obrador será recibido en Centroamérica, en parte, como un emisario de Estados Unidos en materia de política migratoria.
El gobierno de Estados Unidos ha estado tratando de construir un consenso antes de la Cumbre de las Américas de junio en Los Ángeles para cimentar un enfoque regional para gestionar los flujos migratorios. En los últimos años, un gran número de centroamericanos, pero también de haitianos, cubanos, venezolanos, colombianos y migrantes llegados de otros continentes, se han abierto paso a través de las Américas.
Por su parte, Giammattei ha sido presionado por el gobierno de Estados Unidos por retroceder en la lucha contra la corrupción en el país, una campaña central para la imagen de López Obrador en México.
López Obrador continuará hacia El Salvador, donde el presidente Nayib Bukele se ha enfrentado a la condena internacional desde que impuso el estado de emergencia tras una oleada de asesinatos de pandillas a finales de marzo. Por ello, la visita de López Obrador, que prefiere un enfoque de la seguridad basado en los abrazos y no en las balas, es una buena oportunidad para demostrar que no está aislado. Las fuerzas de seguridad de El Salvador han detenido a más de 24.000 presuntos pandilleros en poco más de un mes y las organizaciones de derechos humanos afirman que ha habido muchas detenciones arbitrarias.
En Honduras, la nueva presidenta Xiomara Castro ha forjado una estrecha relación con la administración Biden. El mes pasado, Honduras extraditó al ex presidente Juan Orlando Hernández para que se enfrente a cargos de drogas y armas en EE.UU. Está desesperada por activar la economía y crear empleo, por lo que podría estar abierta a las propuestas de López Obrador si hay dinero detrás.
La agenda del presidente en Belice está menos clara. El pequeño país no tiene un problema migratorio importante, pero López Obrador insinuó un tema de discusión a principios de esta semana. Uno de sus proyectos favoritos es la construcción de un tren turístico por la península de Yucatán, vecina de Belice. El Tren Maya ha sido criticado por su impacto ambiental y la falta de estudios de viabilidad, pero López Obrador insiste en que traerá desarrollo a las regiones empobrecidas.
La última parada del presidente en Cuba será la más simbólica.
El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, visitó México para las celebraciones de su independencia el año pasado. López Obrador ha gobernado en gran medida como nacionalista y populista, pero se ha posicionado políticamente como un devoto izquierdista.
La visita es una oportunidad para que López Obrador muestre cierta independencia de Estados Unidos. López Obrador ha criticado el bloqueo económico de Estados Unidos a Cuba y ha dicho que les dijo a los funcionarios estadounidenses que ningún país debería ser excluido de la Cumbre de las Américas. El gobierno de Biden ha señalado que Cuba, Venezuela y Nicaragua no serían invitados.
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