El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador inició este jueves una gira de cinco días por cuatro países de Centroamérica y Cuba arremetiendo contra el gobierno de Estados Unidos.
López Obrador criticó duramente a los funcionarios estadounidenses por apresurarse a enviar miles de millones a Ucrania, mientras arrastran los pies en la ayuda al desarrollo para América Central.
En su primera parada en la vecina Guatemala, López Obrador exigió la ayuda de Estados Unidos para frenar la pobreza y el desempleo que envía a decenas de miles de guatemaltecos al norte, a la frontera con Estados Unidos. El líder mexicano se había enfadado porque Estados Unidos rechazó sus peticiones de ayuda para ampliar su programa de plantación de árboles a Centroamérica.
“Son cosas distintas y no hay que compararlas categóricamente, pero ya aprobaron 30 mil millones de dólares para la guerra en Ucrania, mientras que nosotros estamos esperando desde el presidente Donald Trump, pidiendo que donen 4 mil millones de dólares, y al día de hoy, nada, absolutamente nada”, dijo López Obrador.
“Honestamente, parece inexplicable”, agregó. “Por nuestra parte, vamos a seguir insistiendo respetuosamente en la necesidad de que Estados Unidos colabore”.
El programa favorito de López Obrador, conocido como “Plantando Vida”, paga a los agricultores un salario mensual por plantar y cuidar árboles frutales y maderables en sus fincas.
México ha pedido al gobierno de Estados Unidos que ayude a financiar el programa, algo que hasta ahora no ha sucedido. México también está promocionando otro programa que aprende a los jóvenes en las empresas. Los críticos dicen que ambos programas carecen de responsabilidad.
El secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, escribió en sus cuentas de redes sociales que las reuniones con el presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, y otros funcionarios se centraron en el desarrollo, la migración y el fortalecimiento de los vínculos bilaterales.
Ebrard dijo que México estaba iniciando el programa de árboles en la provincia guatemalteca de Chimaltenango.
Es apenas el tercer viaje al extranjero en más de tres años para López Obrador, quien suele decir que la mejor política exterior es una buena política interior. La gira es una oportunidad para que México se reafirme como líder en América Latina y será bien recibida por algunos líderes presionados por el gobierno de Estados Unidos y otros por sus supuestas tendencias antidemocráticas.
Tanto geográfica como metafóricamente, México se encuentra encajonado entre Estados Unidos y el resto de América Latina. López Obrador ha desviado las críticas que datan de la administración Trump de que su gobierno está haciendo el trabajo sucio de Washington al tratar de detener a los migrantes antes de que lleguen a la frontera con Estados Unidos.
López Obrador será recibido en Centroamérica, en parte, como un emisario de Estados Unidos en materia de política migratoria.
El gobierno de Estados Unidos ha estado tratando de construir un consenso antes de la Cumbre de las Américas de junio en Los Ángeles para cimentar un enfoque regional para gestionar los flujos migratorios. En los últimos años, un gran número de centroamericanos, pero también haitianos, cubanos, venezolanos, colombianos y migrantes llegados de otros continentes, se han abierto paso a través de las Américas.
La visita es una oportunidad para que López Obrador muestre cierta independencia de Estados Unidos. López Obrador ha criticado el bloqueo económico de Estados Unidos a Cuba y ha dicho que ha manifestado a los funcionarios estadounidenses que ningún país debe ser excluido de la Cumbre de las Américas. El gobierno de Biden ha señalado que Cuba, Venezuela y Nicaragua no serían invitados.
Por su parte, Giammattei ha estado bajo presión del gobierno estadounidense por retroceder en la lucha contra la corrupción en el país, una campaña central para la imagen de López Obrador en México.
López Obrador continuará hacia El Salvador, donde el presidente Nayib Bukele se ha enfrentado a la condena internacional desde que impuso el estado de emergencia tras un aumento de los asesinatos de pandillas a finales de marzo.
La visita de López Obrador, que prefiere un enfoque de seguridad de “abrazos y no balas”, es una oportunidad para demostrar que no está aislado. Las fuerzas de seguridad de El Salvador han detenido a más de 24.000 presuntos pandilleros en poco más de un mes y las organizaciones de derechos humanos dicen que ha habido muchas detenciones arbitrarias.
En Honduras, la nueva presidenta Xiomara Castro ha forjado una estrecha relación con la administración Biden. El mes pasado, Honduras extraditó al ex presidente Juan Orlando Hernández para que se enfrente a cargos de drogas y armas en EE.UU. Castro está desesperada por activar la economía y crear puestos de trabajo, por lo que podría estar abierta a las propuestas de López Obrador si hay dinero detrás.
La agenda del presidente en Belice es menos clara, pero su última parada en Cuba será la más simbólica. Presidente de CubaMiguel Díaz-Canel visitó México para las celebraciones de su independencia el año pasado.
López Obrador ha gobernado en gran medida como nacionalista y populista, pero se ha posicionado políticamente como un devoto izquierdista.
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