Se espera que el Gobierno británico presente el lunes una ley que cambiaría unilateralmente las normas comerciales para Irlanda del Norte tras el Brexit, en medio de la oposición de los legisladores que creen que la medida viola el derecho internacional.
La legislación permitiría al Gobierno eludir el llamado Protocolo de Irlanda del Norte, que exige la inspección de algunas mercancías enviadas allí desde otras partes del Reino Unido. El protocolo, diseñado para preservar el libre comercio en la isla de Irlanda, forma parte del acuerdo comercial más amplio que el primer ministro Boris Johnson negoció con la Unión Europea cuando Gran Bretaña abandonó el bloque de 27 naciones.
Pero el acuerdo ha resultado políticamente perjudicial para Johnson porque trata a Irlanda del Norte de forma diferente al resto del Reino Unido, debilitando potencialmente los vínculos históricos de la provincia con Gran Bretaña. El Partido Unionista Democrático de Irlanda del Norte se ha negado a volver al gobierno de poder compartido de la región hasta que se modifique el protocolo para abordar estas preocupaciones.
El Partido Laborista de la oposición, e incluso algunos miembros de los conservadores de Johnson, afirman que cambiar unilateralmente el protocolo sería ilegal y dañaría la posición de Gran Bretaña ante otros países, ya que forma parte de un tratado considerado vinculante por el derecho internacional.
“Incumplir el derecho internacional para romper el propio tratado del Primer Ministro’es perjudicial para todo lo que defienden el Reino Unido y los conservadores” dijeron los opositores al proyecto de ley en una nota que circula entre los legisladores conservadores, según el Financial Times.
Los acuerdos para Irlanda del Norte, la única parte del Reino Unido que comparte una frontera terrestre con una nación de la UE, han demostrado ser el tema más espinoso en el divorcio de Gran Bretaña del bloque, que se hizo definitivo a finales de 2020.
El acuerdo de Viernes Santo de 1998, que puso fin a décadas de violencia en Irlanda del Norte, se basaba en el hecho de que tanto el Reino Unido como Irlanda eran miembros de la UE, lo que permitía la libre circulación de bienes y personas a través de la frontera.
Aunque ambas partes se han comprometido a mantener abierta la frontera, otros intereses contrapuestos han dificultado su consecución.
La UE, centrada en proteger su mercado interior, quiere asegurarse de que todas las mercancías que entran en el bloque cumplen sus normas. El Reino Unido intenta reafirmar su recién ganada independencia de la UE al tiempo que preserva la unión de Inglaterra, Irlanda del Norte, Escocia y Gales.
Tras una conversación con la ministra británica de Asuntos Exteriores, Liz Truss, el vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic, dijo que “una acción unilateral es perjudicial para la confianza mutua y una fórmula para la incertidumbre”.
Se espera que el brazo ejecutivo de la UE dé una respuesta más detallada una vez que se hayan dado a conocer los planes del Reino Unido.
El ministro de Asuntos Exteriores irlandés, Simon Coveney, también habló con Truss el lunes y acusó al Gobierno británico de aumentar deliberadamente la tensión con una UE que busca un compromiso
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El periodista de Associated Press Samuel Petrequin en Bruselas contribuyó a esta noticia.
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