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El telescopio espacial James Webb no sólo sirve para observar las galaxias más lejanas, las nebulosas de colores resplandecientes o para escudriñar exoplanetas lejanos en busca de signos de vida. El nuevo gran telescopio espacial también puede dirigir su gran espejo hacia objetivos más cercanos. Objetivos como Marte.
El 5 de septiembre, Webb realizó sus primeras observaciones del Planeta Rojo, y esas imágenes y espectros se han compartido con el público por primera vez. El Webb es un proyecto conjunto de la Nasa, la Agencia Espacial Europea y la Agencia Espacial Canadiense, y tanto la Nasa como la ESA anunciaron el lunes en las redes sociales las nuevas vistas de Marte del Webb.
Webb utilizó su cámara de infrarrojo cercano, o NIRcam, para tomar imágenes del cráter Huygens, y de la cuenca Hellas, siendo este último el mayor cráter de impacto de Marte.
Webb también utilizó su espectrómetro infrarrojo para tomar un espectro de Marte, una medida de qué longitudes de onda de la luz son absorbidas al pasar por la atmósfera del planeta. Como los científicos saben qué moléculas y elementos absorben la luz infrarroja en cada longitud de onda, esto les permite desglosar la composición química de la atmósfera marciana, incluyendo el monóxido y el dióxido de carbono y el vapor de agua.
Las observaciones de Marte son la realización de un sueño científico de muchos años para el Dr. Hammel, que imaginó por primera vez este trabajo hace 20 años.
“Marte formaba parte de mi propuesta original a la NASA para convertirme en científico interdisciplinario de lo que entonces se llamaba ‘Telescopio espacial de nueva generación’. Escribí esa propuesta en 2002, y fui seleccionado por la NASA en 2003 para formar parte del Grupo de Trabajo Científico formal para el nuevo telescopio”, dijo el Dr. Hammel. “Ha sido un largo y extraño viaje durante los últimos 20 años, pero es increíblemente gratificante ver mi visión original realizada, ¡incluyendo estas observaciones de Marte!”
Sin embargo, las observaciones no fueron tan fáciles como simplemente apuntar el Webb a Marte. Exquisitamente sensible a la luz infrarroja y diseñado para captar las galaxias más débiles en el borde del universo, Webb tuvo que ser ajustado para intentar siquiera estudiar algo tan cercano y relativamente brillante como Marte.
“El Dr. Gerónimo Villanueva fue el responsable de las observaciones de Marte”, dijo el Dr. Hammel. “Diseñó un programa que se basaba en exposiciones extremadamente cortas, modos de observación especializados y una cuidadosa selección de las longitudes de onda en las que Marte no es tan brillante. Aun así, algunos aspectos de los detectores se vieron sobrepasados por el brillo de Marte”.
El equipo de investigación aprendió mucho de estas primeras observaciones de Marte con el Webb, añadió, y será en el estudio continuado del Planeta Rojo por parte del Webb donde realmente brillará. Sus sensores infrarrojos permitirán a los científicos vigilar Marte incluso durante las tormentas de polvo y durante largos periodos de tiempo para comprender mejor cómo funciona la atmósfera marciana en su conjunto.
Y Marte no es el único objetivo local para el Webb, según la Dra. Hammel, que ha preparado un amplio programa de investigación del Sistema Solar para el tiempo que el telescopio Webb le garantiza como científico interdisciplinario.
“Todavía nos quedan datos apasionantes, como observaciones en infrarrojo de la Gran Mancha Roja de Júpiter; estudios de cometas y asteroides; mediciones de objetos distantes del Cinturón de Kuiper, como Plutón, Eris y Sedna, y mucho más”, dijo. “Lo que más espero personalmente son las imágenes y los espectros de los gigantes de hielo Urano y Neptuno. Mi deseo de observar estos planetas fue la razón por la que quise formar parte de las misiones de telescopios de “próxima generación” hace tantos años.”
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