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Elecciones en Brasil: Bolsanaro se niega a aceptar la derrota en una lucha encarnizada con Lula

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Brasil se prepara para votar en una de las elecciones más cruciales de la fracturada historia democrática del país, cuyo resultado tendrá un enorme impacto en la política internacional y en el futuro ecológico del mundo.

En las últimas horas de la tóxica contienda entre el presidente de derecha Jair Bolsanaro y el ex líder de izquierda Lula Inacio Lula da Silva, conocido simplemente como Lula, se produjeron amargas acusaciones y recriminaciones, así como repetidas advertencias de posible violencia generalizada tras los comicios del domingo.

Existe una gran preocupación de que Bolsanaro, un antiguo capitán del ejército que se regodea en su apodo de “Trump de los trópicos”, se niegue a aceptar la derrota y desencadene un enfrentamiento violento con sus partidarios armados en las calles.

Cuando la campaña se acercaba a su fin, el viernes, Donald Trump intervino para instar a los votantes a bloquear a Lula, de quien dijo que era “un lunático de la izquierda radical que destruirá rápidamente su país”. El ex presidente estadounidense, que sigue insistiendo erróneamente en que vencerá a Joe Biden en las elecciones de 2020, había declarado previamente que “Jair Bolsonaro y yo nos hemos convertido en grandes amigos en los últimos años para el pueblo de Estados Unidos… Es un hombre maravilloso y tiene mi completo y total respaldo”.

Uno de los hijos de Bolsanaro, Eduardo, se ha reunido con partidarios del Sr. Trump en Estados Unidos. Otro, Flavio, senador brasileño, utilizó palabras idénticas a las del ex presidente norteamericano cuando perdió las elecciones en Estados Unidos al alegar que su padre será “víctima del mayor fraude electoral jamás visto”.

El gobierno de Biden ha declarado que actuará rápidamente para reconocer al ganador. El Senado estadounidense ha aprobado una resolución en la que insta al gobierno de Brasil a garantizar unas elecciones “libres, justas, creíbles, transparentes y pacíficas” y advierte de que Estados Unidos revisará críticamente las relaciones con un régimen que llegue al poder mediante métodos antidemocráticos, incluido un golpe militar”.

Además de la amenaza de inestabilidad y violencia en el país más grande de América Latina, existe una profunda preocupación internacional por el destino de la selva amazónica, conocida como el “pulmón del planeta”, ya que la semana que viene comienzan las conversaciones de la cumbre del clima de Cop27 en medio de las advertencias urgentes de la ONU de que no se están cumpliendo los objetivos climáticos clave.

Durante el mandato de Bolsanaro se ha producido un fuerte aumento de la minería, la tala y los incendios en la Amazonia, gracias a los 600 cambios normativos introducidos por su gobierno. Datos de la agencia brasileña de investigación espacial, Inpe, revelaron que sólo en los últimos 12 meses la deforestación en la Amazonia aumentó en un 64%, afectando a un área mayor que la ciudad de Nueva York.

Lula, el ex líder sindical de 76 años al que Barack Obama calificó en su día como “uno de los políticos más populares del planeta”, lleva una pequeña ventaja en los sondeos de opinión sobre la segunda vuelta del domingo, tras haber ganado la primera ronda sin conseguir el 50% de los votos necesarios. Alcanzó el 48,4 por ciento, mientras que Bolsanaro obtuvo el 43,2 por ciento.

En un último debate televisado antes de la votación, Lula y Bolsnanro intercambiaron insultos y apenas discutieron sus políticas. Lula acusó al presidente de haber gestionado mal la pandemia de Covid, que ha provocado 700.000 muertes en el país.

Bolsanaro se negó a aceptar que el Covid fuera una amenaza grave o a respaldar a las autoridades locales y provinciales que toman medidas para evitar la propagación de la enfermedad. En marzo de 2020, cuando la enfermedad a se extendía rápidamente por todo el mundo, regresó a Brasil tras una cena con el Sr. Trump en su casa de Florida en Mar-a-Lago con 22 miembros de su delegación infectados.

Lula también atacó al presidente por la deforestación del Amazonas y por ayudar a armar a las bandas criminales mediante la flexibilización de las leyes de armas, así como por el comportamiento general que ha convertido al país en un hazmerreír internacional.

Bolsanaro se centró en el escándalo de corrupción que salpicó al anterior gobierno del Partido de los Trabajadores de Lula, diciendo: “Lula, eres un ladrón… Tu gobierno fue un campeón en corrupción”.

Lula fue condenado por lavado de dinero durante una extensa investigación sobre corrupción pública y sentenciado a nueve años y medio de prisión en 2017. En una serie de sentencias entre 2019 y 2021, el Tribunal Supremo anuló la condena, lo liberó de la cárcel y dictaminó que un juez había mostrado parcialidad en su juicio y su tribunal no tenía jurisdicción en el caso.

El debate no parece haber influido en los partidarios de ninguno de los dos bandos. “Fue sólo un poco de teatro, la gente ha tomado una decisión sobreesto”, dijo Antonia Luiz, una profesora de 33 años que se dirigía a un mitin de Lula en Sao Paulo. “Hemos tenido un desastre tras otro con Bolsanaro. Esta es una oportunidad para empezar a enderezar el país con Lula. Es un buen hombre”.

Su amiga Marcia dos Santos, de 27 años, teme que Bolsanaro ignore el veredicto del electorado. “Es un dictador por naturaleza, él y su familia han atacado nuestras estructuras estatales”, dijo. “Todo el mundo está preocupado. Mi madre no quiere que salga a la calle después del resultado. Pero tenemos que salir, tenemos que salir a defender el voto”.

En el campo de tiro del G-16, se hablaba entre los partidarios de Bolsanaro de otro tipo de subversión. “Lula es básicamente poco mejor que un comunista. Hemos tenido muchos de ellos en Sudamérica. Si intentan robar las elecciones, debemos estar preparados para actuar”, sostenía Diego Pereira, propietario de una tienda. “Bolsanaro cree en las leyes, cree en la iglesia, en nuestro país, estos son nuestros valores”.

Daniel Pazzini, copropietario del G-16, dijo: “Recibimos a socios y clientes de todas partes. Pero el hecho es que Bolsanaro defiende los derechos de los propietarios de armas, y Lula quiere el desarme. Una población desarmada sería más fácil de tratar por su gobierno”.

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