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Tras dos años de discurso dominado por la pandemia de coronavirus, la Asamblea General de la ONU de este año tiene un nuevo ocupante del centro del escenario: la guerra en Ucrania.
Las súplicas de los líderes de todo el mundo en favor de la paz fueron tanto una amplificación altruista de la difícil situación de los ucranianos asediados como nacidas del interés propio. Como se puso de manifiesto en varios discursos, las repercusiones de la invasión rusa se han sentido incluso a miles de kilómetros de distancia.
“No es sólo la consternación que sentimos al ver esa devastación deliberada de ciudades y pueblos en Europa en el año 2022. Estamos sintiendo esta guerra directamente en nuestras vidas en África”, dijo el miércoles el presidente ghanés Nana Addo Dankwa Akufo-Addo. “Cada bala, cada bomba, cada proyectil que alcanza un objetivo en Ucrania, alcanza nuestros bolsillos y nuestras economías en África”.
Los discursos que eludieron cualquier referencia directa al conflicto fueron pocos, pero la guerra resonó incluso en ausencia de su invocación directa. Kassym-Jomart Tokayev, presidente de Kazajstán, nunca dejó escapar las palabras “Ucrania” o “Rusia”, pero hizo varias alusiones aparentemente puntuales.
Comenzó sus declaraciones pintando un sombrío panorama de un mundo catapultado a un “nuevo y cada vez más amargo periodo de confrontación geopolítica” que ha engendrado “la perspectiva del uso de armas nucleares, y ni siquiera como último recurso”.
Pocas horas después, el presidente ruso Vladimir Putin -que no asiste a la Asamblea General de la ONU- declaró que no dudaría en utilizar armas nucleares para defender el territorio de su país.
Rusia es un aliado clave de Kazajistán, y la guerra en Ucrania ha dejado al antiguo país soviético en una situación incómoda. Tokayev realizó un baile similar la semana pasada durante la visita del Papa Francisco, negándose a hablar directamente sobre Ucrania mientras que, en general, denunciaba un estado de cosas morboso.
El martes, Tokayev expuso “tres principios primordiales: la igualdad soberana de los Estados, la integridad territorial de los Estados y la coexistencia pacífica entre los Estados.”
“Estos tres principios son interdependientes. Respetar uno es respetar los otros dos. Socavar uno es socavar los otros dos”, dijo.
El tema de la soberanía territorial resonó en otros discursos, ya que los países que se han enfrentado a infracciones invocaron sus propios traumas o citaron el destino de Ucrania como temor.
“Tampoco debemos callar en Bosnia y Herzegovina. Se lo debemos a nuestros vívidos recuerdos de los horrores de la guerra y la agresión”, dijo el miércoles Šefik Džaferović, presidente de la presidencia de Bosnia y Herzegovina. “El sistema de las Naciones Unidas fue incapaz de prevenir o detener la guerra en mi país en el periodo comprendido entre 1992 y 1995. Por desgracia, eso ha vuelto a ocurrir con Ucrania”.
Hace tiempo que se acusa a Rusia de intentar desestabilizar de nuevo los Balcanes, incluida Bosnia y Herzegovina. El turno de Džaferović en la tribuna se produjo un día después de que Putin se reuniera con un líder separatista serbobosnio en Moscú.
Las fuerzas de paz rusas han estado estacionadas en Transnistria, una región escindida de Moldavia, desde el final de una guerra separatista en 1992. Entre la descripción de cómo la guerra en Ucrania – “nuestro vecino y amigo”- ha afectado a su país, la Presidenta de Moldavia, Maia Sandu, pidió la “retirada completa e incondicional de las tropas rusas” de Transnistria.
Polonia es el aliado de Ucrania que más refugiados ha acogido, y el presidente Andrzej Duda hizo 34 referencias al país en su discurso del martes.
“No debemos olvidar a los que sufren”, dijo Duda. “Recordemos que seis meses de agresión rusa en Ucrania han traído la mayor crisis humanitaria en Europa desde la Segunda Guerra Mundial”.
Pero Duda también destacó cómo Ucrania ha captado la atención del mundo cuando muchas otras crisis trascendentales fuera de Europa no lo han hecho.
“¿Fuimos igual de decididos durante las tragedias de Siria, Libia, Yemen? ¿No volvimos a las andadas tras las dos grandes tragedias de la República Democrática del Congo, las guerras del Cuerno de África, y mientras condenamos la invasión de Ucrania, damos la misma importancia a la lucha contra los mercenarios que pretenden desestabilizar el Sahel y amenazan a muchos otros Estados de África?”, dijo.
Sólo en el primer día, Ucrania recibió más de 150 menciones en los discursos de los líderes, incluido el secretario general de la ONU. Antonio Guterres inauguró la Asamblea General destacando el acuerdo entre Ucrania y Rusia -con la ayuda de Turquía- sobre los envíos de grano como un ejemplo de diplomacia multilateral exitosa. La guerra fue el hilo conductor de su discurso, ya que se refirió a su aspecto más sombrío…y los rendimientos.
“Los combates se han cobrado miles de vidas. Millones han sido desplazados. Miles de millones en todo el mundo están afectados”, dijo.
En el único discurso en vídeo ante la Asamblea General, para el que se le concedió una dispensa especial, el propio presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy llamó a los siete países que votaron en contra de la autorización: “Siete. Siete que tienen miedo del discurso en vídeo. Siete que responden a los principios con un botón rojo. Sólo siete”.
Ninguno de esos siete había hablado todavía. Pero incluso si esos países se hubieran impuesto de alguna manera, la presidenta eslovaca Zuzana Čaputová dijo que correspondía a otros países abogar por Ucrania.
“El mundo democrático y todos nosotros debemos ser la voz de Ucrania. La voz que no se callará, la voz que seguirá testificando sobre los crímenes de Rusia en Ucrania”, dijo el martes. “La voz que recordará y que actuará, para que nunca más se permita a nadie cometer tales atrocidades”.
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Siga a Mallika Sen en https://twitter.com/mallikavsen. Para más cobertura de AP sobre la Asamblea General de la ONU, visite https://apnews.com/hub/united-nations-general-assembly
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