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El presidente Joe Biden enviará el lunes a su asesor de seguridad nacional para que se reúna con un alto funcionario chino en Roma, mientras crece la preocupación de que China esté amplificando la desinformación rusa en la guerra de Ucrania y pueda ayudar a Rusia a evadir el castigo de las sanciones económicas.
Las conversaciones entre el asesor de seguridad nacional Jake Sullivan y el alto asesor de política exterior chino Yang Jiechi se centrarán en “los esfuerzos para gestionar la competencia entre nuestros dos países y discutir el impacto de la guerra de Rusia contra Ucrania en la seguridad regional y global”, dijo Emily Horne, en nombre del consejo de seguridad nacional de la Casa Blanca.
La Casa Blanca ha acusado a Pekín de difundir las falsas afirmaciones rusas de que Ucrania tenía laboratorios de armas químicas y biológicas con el apoyo de Estados Unidos. Funcionarios estadounidenses dijeron que China estaba intentando dar cobertura a un posible ataque con armas biológicas o químicas contra los ucranianos por parte del ejército ruso.
Sullivan dijo el domingo en el programa “Meet the Press” de la NBC que cuando Rusia empieza a acusar a otros países de prepararse para lanzar ataques biológicos o químicos, “es un buen indicio de que pueden estar a punto de hacerlo ellos mismos.”
También dijo que China y otros países no deben tratar de ayudar a Rusia a eludir las sanciones y que Estados Unidos ha dejado claro que otros países no deben rescatar la economía rusa. “Nos aseguraremos de que ni China ni nadie pueda compensar a Rusia por estas pérdidas”, dijo Sullivan.
Las llamativas acusaciones sobre la desinformación rusa y la complicidad china se produjeron después de que la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zakharova, alegara sin pruebas que Estados Unidos estaba financiando laboratorios ucranianos de armas químicas y biológicas.
La afirmación rusa fue secundada por el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Zhao Lijian, quien afirmó que había 26 laboratorios biológicos e instalaciones relacionadas en los que “el Departamento de Defensa de Estados Unidos tiene un control absoluto”. Las Naciones Unidas han dicho que no han recibido ninguna información que respalde tales acusaciones.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, calificó la semana pasada las afirmaciones de “absurdas”.
“Ahora que Rusia ha hecho estas afirmaciones falsas, y que China aparentemente ha respaldado esta propaganda, todos deberíamos estar atentos a que Rusia posiblemente utilice armas químicas o biológicas en Ucrania, o que cree una operación de falsa bandera utilizándolas”, tuiteó Psaki el miércoles por la noche. “Es un patrón claro”.
Sulllivan, que apareció en varios de los programas de noticias de los domingos antes de su viaje, dijo a “Face the Nation” en la CBS que la retórica rusa sobre la guerra química y biológica es un indicador de que, de hecho, los rusos se están preparando para hacerlo e intentar echar la culpa a otra parte y nadie debería caer en eso.”
La comunidad internacional lleva años evaluando que Rusia ha utilizado armas químicas para llevar a cabo intentos de asesinato contra detractores de Putin como Alexei Navalny y el ex espía Sergei Skripal. Rusia también apoya al gobierno de Assad en Siria, que ha utilizado armas químicas contra su pueblo en una guerra civil que dura una década.
En su comparecencia ante el Comité de Inteligencia del Senado el jueves, el director de la CIA, William Burns, también señaló la grave preocupación de que Rusia pudiera estar sentando las bases para un ataque químico o biológico propio, del que luego culparía a Estados Unidos o Ucrania en una operación de falsa bandera.
“Esto es algo que, como todos ustedes saben muy bien, forma parte del libro de jugadas de Rusia”, dijo. “Han utilizado estas armas contra sus propios ciudadanos, al menos han fomentado su uso en Siria y en otros lugares, así que es algo que nos tomamos muy en serio”.
China ha sido uno de los pocos países que ha evitado criticar a los rusos por su invasión de Ucrania. Xi Jinping, de China, recibió al presidente ruso Vladimir Putin en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno en Pekín, apenas unas semanas antes de que Rusia lanzara la invasión del 24 de febrero.
Durante la visita de Putin a China el mes pasado, los dos líderes emitieron una declaración de 5.000 palabras en la que declaraban que “no hay límites” en la amistad entre los dos países.
China se abstuvo en las votaciones de la ONU que censuraban a Rusia y ha criticado las sanciones económicas contra Moscú. Ha expresado su apoyo a las conversaciones de paz y ha ofrecido sus servicios como mediador, a pesar de las dudas sobre su neutralidad y su escasa experiencia en la mediación de conflictos internacionales.
Los funcionarios chinos también han dicho que Washington no debería poder quejarse de las acciones de Rusia porque Estados Unidos invadió Irak con falsos pretextos. Estados Unidos afirmó tener pruebas de que Saddam Hussein estaba almacenando armas de destrucción masiva, aunque nunca se encontró ninguna.
Para Rusia, Chinapodría ser un socio económico crucial para mitigar las severas sanciones impuestas por EE.UU., Gran Bretaña, la Unión Europea de los 27 y otros países, aunque existen dudas sobre hasta dónde llegará Pekín para alienar a la alianza y poner en riesgo su propia economía.
El gobierno de Biden está tratando de convencer a China de que cualquier esfuerzo por suavizar las sanciones a Rusia podría tener ramificaciones en sus relaciones con Estados Unidos y sus aliados occidentales.
Sullivan y Yang se reunieron por última vez para mantener conversaciones cara a cara en Suiza, donde Sullivan planteó las preocupaciones de la administración Biden sobre las provocaciones militares de China contra Taiwán, los abusos de los derechos humanos contra las minorías étnicas y los esfuerzos para aplastar a los defensores de la democracia en Hong Kong.
Esa reunión preparó el terreno para un encuentro virtual de tres horas en noviembre entre Biden y Xi.
Sullivan también se reunirá con Luigi Mattiolo, asesor diplomático del primer ministro italiano Mario Draghi, durante su estancia en Roma.
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