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El Reino Unido ha impuesto una nueva ronda de sanciones en relación con los “falsos referendos” de Rusia en los territorios que ocupa en Ucrania.
El Ministerio de Asuntos Exteriores ha anunciado que las medidas incluirán la prohibición de viajar y la congelación de activos contra 33 funcionarios y “colaboradores” implicados en la organización de las votaciones sobre la adhesión a la Federación Rusa, y otros cuatro oligarcas que han ayudado a financiar el esfuerzo bélico del presidente Vladimir Putin.
Otros 55 miembros del consejo de administración de organizaciones vinculadas al Estado, como Gazprombank y Sberbank, que participan en la financiación de la invasión en curso, también han sido golpeados.
El secretario de Asuntos Exteriores, James Cleverly, dijo: “Los simulacros de referéndum celebrados a golpe de pistola no pueden ser libres ni justos y nunca reconoceremos sus resultados. Siguen un claro patrón de violencia, intimidación, tortura y deportaciones forzadas en las zonas de Ucrania que Rusia ha tomado.
“Las sanciones de hoy irán dirigidas a quienes están detrás de estas votaciones falsas, así como a los individuos que siguen apuntalando la guerra de agresión del régimen ruso. Estamos con el pueblo ucraniano y nuestro apoyo continuará mientras sea necesario para restaurar su soberanía.”
Las votaciones del referéndum comenzaron la semana pasada en votaciones organizadas de forma precipitada y muy disputadas en cuatro regiones ocupadas de Ucrania sobre la cuestión de si deben formar parte de Rusia.
Los medios de comunicación estatales en Moscú dijeron que la votación había comenzado – en los “territorios liberados” de Luhansk, Kherson y las regiones de Zaporizhzhia y Donetsk, parcialmente controladas por Rusia. Se espera que los resultados se anuncien el martes, y es probable que agraven la guerra de siete meses.
Los referendos han sido ampliamente denunciados por Ucrania y Occidente como farsas que no tienen fuerza legal. Los líderes occidentales han dicho que no reconocerán los resultados.
Serhiy Haidai, gobernador ucraniano de la región de Luhansk, declaró que en la ciudad de Bilovodsk, en manos de los rusos, el director de una empresa había dicho a los empleados que el voto era obligatorio y que quien se negara a participar sería despedido y sus nombres serían entregados a los servicios de seguridad.
También dijo que en la ciudad de Starobilsk, las autoridades rusas habían prohibido a la población salir de la ciudad hasta el martes, y que se habían enviado grupos armados para registrar los hogares y coaccionar a la gente para que saliera y participara en el referéndum.
“El estado de ánimo de los rusos es de pánico porque no estaban preparados para llevar a cabo tan rápidamente este supuesto referéndum, no hay apoyo, no hay suficiente gente”, dijo en Telegram Yuriy Sobolevsky, el primer vicepresidente ucraniano desplazado del consejo regional de Kherson.
Los referendos también han sido denunciados como una farsa ilegal por el presidente estadounidense Joe Biden, el presidente francés Emmanuel Macron y el secretario general de la ONU Antonio Guterres.
La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, que supervisa las elecciones, dijo que los resultados no tendrían ningún peso legal, ya que no se ajustan a la ley ucraniana o a las normas internacionales, y las zonas no son seguras.
Durante la votación, los funcionarios electorales llevarán las papeletas a los domicilios de los ciudadanos y establecerán colegios electorales improvisados cerca de los edificios residenciales, según los funcionarios instalados por Rusia en las regiones ocupadas, que citaron razones de seguridad.
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