By 
Los grupos internacionales de derechos humanos han instado al nuevo presidente de Sri Lanka a que ordene a las fuerzas de seguridad que cesen el uso de la fuerza contra los manifestantes después de que la policía desalojara su campamento principal.
Miles de ciudadanos de Sri Lanka han salido a la calle durante meses para exigir la dimisión del jefe del gobierno debido a la peor crisis económica que ha dejado a los 22 millones de habitantes de la nación sin combustible y alimentos.
Tropas armadas asaltaron un campamento de protesta frente a la oficina del presidente y atacaron a los manifestantes con porras en las primeras horas del viernes, justo un día después de que el presidente Ranil Winckremesinghe jurara su cargo en Sri Lanka.
Al menos dos periodistas y dos abogados resultaron heridos en la represión, tras la cual las autoridades detuvieron a once personas, entre manifestantes y abogados.
Human Rights Watch condenó la redada realizada por las autoridades de Sri Lanka antes del amanecer y afirmó que la acción “envía un peligroso mensaje al pueblo de Sri Lanka de que el nuevo gobierno tiene la intención de actuar mediante la fuerza bruta en lugar del Estado de Derecho”.
“Las medidas urgentes que se necesitan para atender las necesidades económicas de los esrilanqueses exigen un gobierno que respete los derechos fundamentales”, declaró Meenakshi Ganguly, director del grupo de derechos humanos para el sur de Asia. “Los socios internacionales de Sri Lanka deben enviar el mensaje alto y claro de que no pueden apoyar a una administración que pisotea los derechos de su pueblo”.
El secretario general adjunto de Human Rights Watch, Kyle Ward, también criticó la fuerza bruta.
“Los manifestantes tienen derecho a manifestarse pacíficamente. El uso excesivo de la fuerza, la intimidación y las detenciones ilegales parecen ser una pauta que se repite sin cesar en la respuesta de las autoridades de Sri Lanka a la disidencia y a las reuniones pacíficas”, afirmó Ward.
Las imágenes del lugar mostraban a las tropas con equipo antidisturbios y armadas con rifles de asalto arrasando el campamento donde se alojaban los manifestantes desde abril. La represión forzada fue criticada por las altas comisiones británica y estadounidense.
El lugar era utilizado por los manifestantes tras el colapso económico de Sri Lanka y la grave escasez de combustible, alimentos y medicinas. Las protestas callejeras obligaron al ex presidente Gotabaya Rajapaksa a renunciar a su cargo y huir a Singapur después de que los manifestantes asaltaran su residencia oficial a principios de este mes.
El portavoz de la policía de Sri Lanka, Nalin Thalduwa, confirmó la acción policial y dijo: “Una operación conjunta en la que participaron el ejército, la policía y las fuerzas especiales de la policía se puso en marcha en las primeras horas para recuperar la secretaría presidencial de los manifestantes, ya que no tienen derecho legal a mantenerla.”
Del total de detenidos, nueve fueron liberados y se les concedió la libertad bajo fianza por un tribunal de Colombo, dijeron los funcionarios de la policía.
Sri Lanka eligió el jueves a Ranil Wickremesinghe como presidente tras una votación parlamentaria, lo que provocó protestas generalizadas entre los civiles descontentos con el regreso del dirigente que fue elegido por Gotabaya Rajapaksa. Los ciudadanos de Sri Lanka han calificado a Wickremesinghe de aliado de Rajapaksa, lo que ha provocado una ira generalizada.
Sri Lanka se encuentra bajo el estado de emergencia desde la semana pasada, declarado por el entonces presidente en funciones, Wickremesinghe, que posteriormente dio amplia autoridad a las fuerzas armadas para “restaurar la ley y el orden” en todo el país.
El veterano político Dinesh Gunawardena juró el viernes su cargo como nuevo primer ministro de Sri Lanka.
Información adicional de las agencias
Comments