Las sanciones impuestas por Occidente a Rusia no tendrán ningún impacto en el Kremlin, ha dicho el ex presidente del país.
Dmitri Medvédev, ahora jefe adjunto del Consejo de Seguridad de Rusia, dijo que sería “tonto” creer que las sanciones causarán descontento en el gobierno de Vladimir Putin, argumentando que sólo servirán para unir a la sociedad rusa.
El Reino Unido es uno de los países que ha impuesto sanciones a magnates rusos, como el propietario del Chelsea FC, Roman Abramovich, la supuesta hijastra del ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, Polina Kovaleva, y el multimillonario magnate del petróleo Eugene Shvidler.
Al hablar de las sanciones occidentales, Medvédev dijo: “Preguntémonos: ¿puede alguno de estos grandes empresarios tener la más mínima influencia en la posición de la dirección del país? Les digo abiertamente: no, de ninguna manera”.
Medvédev dijo que el Kremlin tendría que improvisar y encontrar sus propios suministros y fabricantes para desarrollar sus industrias aeronáutica, automovilística y de tecnologías de la información, entre otras, frente a las sanciones.
Admitiendo que sería “difícil”, dijo que Rusia “no podía confiar en nadie” y que tendría que encontrar soluciones adecuadas por sí misma.
Medvédev dijo también que hay varios motivos por los que Rusia tiene derecho a utilizar armas nucleares, entre ellos un ataque al país o la invasión de infraestructuras como resultado de lo cual las fuerzas de disuasión nuclear de Rusia quedarían paralizadas.
Esto demuestra la “determinación de Rusia de defender la independencia, la soberanía de nuestro país, de no dar a nadie una razón para dudar lo más mínimo de que estamos dispuestos a dar una respuesta digna a cualquier infracción de nuestro país, de su independencia”, dijo.
Sin embargo, afirmó que las negociaciones son la vía preferida por Putin.
El ex presidente afirmó que tres cuartas partes de los rusos apoyan la decisión del Kremlin de llevar a cabo operaciones militares en Ucrania, e insistió en que son aún más los que apoyan a Putin.
Sin embargo, criticó a los rusos residentes en el extranjero que han denunciado la invasión, acusándolos de traición.
“Se puede estar insatisfecho con algunas de las decisiones de las autoridades o criticar a las autoridades, esto es normal”, dijo.
“Pero no se puede tomar una posición contra el Estado en una situación tan difícil porque esto es traición”.
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