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Al menos 13 personas, entre ellas siete niños, murieron y decenas resultaron heridas en Myanmar después de que helicópteros gubernamentales dirigidos por militares dispararan con ametralladoras contra una escuela durante casi una hora, según informaron los medios de comunicación.
El incidente parece ser uno de los ataques más mortíferos llevados a cabo por la junta desde que tomó el poder en un golpe de estado, derrocando al gobierno elegido de Aung San Suu Kyi el año pasado.
Un administrador de una escuela y trabajadores humanitarios afirmaron el lunes que el ataque se produjo el viernes, cuando los helicópteros del ejército que sobrevolaban una aldea hicieron llover balas en el recinto de un monasterio budista.
La Junta ha dicho que el ataque se lanzó contra presuntos rebeldes.
Al menos 30 niños sufrieron heridas en la espalda, los muslos, la cara y otras partes del cuerpo. Algunos perdieron sus extremidades, dijo la administradora de la escuela Mar Mar.
El ataque tuvo lugar en la aldea de Let Yet Kone, en Tabayin, a unos 70 kilómetros de la segunda ciudad más grande del país, Mandalay.
La administradora de la escuela, que utilizó otro nombre para proteger su identidad, dijo a Associated Press que cuando pudo comprender la situación y poner a los alumnos a salvo, un niño de siete años y un profesor fueron tiroteados.
Llevó a los alumnos a escondites seguros en las aulas de la planta baja cuando dos de los cuatro helicópteros Mi-35 comenzaron a disparar con ametralladoras y armas más pesadas contra la escuela.
“Como los alumnos no habían hecho nada malo, nunca pensé que les dispararían brutalmente con ametralladoras”, dijo.
“Siguieron disparando al recinto desde el aire durante una hora. No pararon ni un minuto. Lo único que podíamos hacer en ese momento era cantar mantras budistas”, añadió.
La testigo dijo que escuchó a un estudiante gritar “me duele mucho. No puedo soportarlo más. Mátame, por favor”.
“Esta voz todavía resuena en mis oídos”, dijo, y añadió que “los niños me dijeron que sus amigos estaban muriendo”.
Las fotos de las secuelas del ataque mostraban sangre y escombros que cubrían el suelo de la escuela con las ventanas destrozadas. Las paredes y el techo de la escuela mostraban agujeros de bala con las mochilas, zapatillas y otras pertenencias de los alumnos tiradas.
Según los informes del Mizzima y Irrawaddy portales de noticias, algunos niños de la escuela murieron por disparos aéreos mientras que otros murieron cuando las tropas entraron en el recinto disparando con armas de fuego.
Un trabajador humanitario en Tabayin dijo que los cuerpos fueron llevados por los militares y cremados.
En un comunicado, la junta de Myanmar dijo que el grupo rebelde Ejército de la Independencia de Kachin (KIA) y la Fuerza de Defensa del Pueblo (PDF) -una organización que agrupa a las guerrillas armadas que la junta identifica como “terroristas”- se escondía en el monasterio.
Los militares afirman que los rebeldes utilizaban el pueblo para transportar armas en la zona.
Añadió que sus helicópteros estaban realizando “una inspección por sorpresa” y fueron atacados por las PDF y el KIA dentro de las casas y el monasterio. Dijo que algunos aldeanos murieron en el fuego cruzado y que los heridos fueron trasladados al hospital para recibir tratamiento.
El ejército también acusó a los grupos rebeldes de utilizar a los aldeanos como escudos humanos y dijo que había recuperado armas, incluidas 16 bombas artesanales.
La Sra. Mar Mar dijo que ahora está informando “a la comunidad internacional sobre esto porque quiero una reparación para nuestros hijos”.
“En lugar de ayuda humanitaria, lo que realmente necesitamos es una verdadera democracia y derechos humanos”.
El país se ha visto sumido en la violencia después de que la junta derrocara al gobierno en funciones y encarcelara a una serie de líderes políticos.
Desde entonces, ha surgido un movimiento de masas, con algunos rebeldes armados, para oponerse al gobierno de la junta, mientras los grupos de derechos plantean su preocupación por las violaciones de los derechos humanos.
Al menos 2.298 civiles han sido asesinados por las fuerzas de seguridad desde que el ejército tomó el poder el año pasado, según la Asociación de Asistencia a los Presos Políticos, con sede en Tailandia, que vigila los derechos humanos en Myanmar.
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