La ex secretaria de Estado Hillary Clinton advirtió el domingo que Estados Unidos debe permanecer vigilante ante la amenaza que supone el extremismo “de cualquier tipo” cuando se conmemora el aniversario de los atentados terroristas del 11-S.
Clinton habló en la CNN, donde fue entrevistada por Dana Bash en Estado de la Unión. Sus comentarios se hicieron eco de la grave advertencia que el presidente Joe Biden hizo en un discurso nacional la semana pasada desde Filadelfia sobre la amenaza que Donald Trump y sus continuos esfuerzos por negar los resultados de las elecciones de 2020 suponen para la democracia estadounidense.
“Nos han recordado (…) lo importante que es tratar de hacer frente al extremismo de cualquier tipo, especialmente cuando utiliza la violencia para lograr objetivos políticos e ideológicos”, dijo Clinton en su entrevista.
No se refirió directamente a Trump en la entrevista, pero ha dejado clara su oposición a sus continuos esfuerzos por socavar la confianza en las elecciones estadounidenses. En una conversación con Willie Geist de la NBC el año pasado, la ex candidata presidencial dijo que una candidatura de Trump a la Casa Blanca en 2024 podría ser el último clavo en el ataúd de la democracia estadounidense.
“Si no se le exigen responsabilidades y consigue hacerlo de nuevo, creo que podría ser el fin de nuestra democracia”, dijo entonces.
Biden fue muy criticado por los republicanos por su discurso en Filadelfia, incluido el gobernador de Maryland, Larry Hogan, y el ex vicepresidente Mike Pence, que se opusieron a los esfuerzos de Donald Trump por anular los resultados de las elecciones de 2020. Muchos en la derecha pusieron en la picota la descripción que hizo el presidente de la amenaza que suponen los “republicanos de maga”, por considerarla divisiva y autoritaria; pocos, por supuesto, han lanzado esas mismas críticas al expresidente, que sigue exigiendo públicamente desde su resort de Mar-a-Lago que se le resitúe en la Casa Blanca.
La pérdida de la Sra. Clinton frente al Sr. Trump en 2016 supuso un shock para muchos en la izquierda, así como para aquellos en los medios de comunicación que confiaron en las encuestas nacionales convencionales e ignoraron los signos de un creciente sentimiento pro-Trump (o anti-Clinton) en áreas como Ohio, Florida, Wisconsin y Michigan, que inclinaron la marea de las elecciones a su favor.
Pero el Sr. Biden repitió esa misma actuación en detrimento del Sr. Trump cuatro años más tarde, ganando estados tradicionalmente rojos como Arizona y Georgia, lo que llevó a los infundados gritos de juego sucio del ahora ex presidente.
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