Teherán ha respondido a la amenaza de Joe Biden de acabar con su programa nuclear por la fuerza si es necesario para evitar que el país obtenga un arma nuclear y ha sancionado a decenas de funcionarios estadounidenses actuales y anteriores.
La medida, que es casi totalmente simbólica y tendrá poco o ningún efecto dado que ninguno de los afectados por las sanciones tiene activos en Irán o hace negocios con entidades que sí los tienen, es sin embargo una señal de que los funcionarios iraníes estaban atentos a cuando el presidente estadounidense dijo a un canal de noticias israelí que utilizaría la fuerza militar como “último recurso” para detener el desarrollo de un misil nuclear por parte de Irán.
Según el Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán, los legisladores estadounidenses nombrados han participado en el “apoyo deliberado al [MEK] mediante la participación en la reunión del grupo terrorista, reconociendo sus actos y causas terroristas, así como proporcionando apoyo político y propagandístico al grupo”, en referencia a la organización de oposición iraní conocida como Muyahidines del Pueblo de Irán (MEK).
Entre los señalados se encuentran grandes nombres de ambos partidos en el Capitolio, como el líder de la minoría en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, y el presidente del grupo demócrata de la Cámara, el congresista Hakeem Jeffries.
Otras inclusiones en la lista fueron un poco cuestionables. Doug Jones, un comentarista de la CNN que fue brevemente senador de los Estados Unidos por Alabama y que fue el guardián de la nominación del juez Ketanji Brown Jackson al Tribunal Supremo, estaba en la lista, al igual que la ex presidenta del Comité Nacional Demócrata (y también comentarista de la CNN) Donna Brazile.
Biden regresó a Washington DC el domingo tras su viaje de cuatro días a Israel y Arabia Saudí. Durante su viaje volvió a insistir en que sigue habiendo un camino claro para que Teherán vuelva a cumplir el acuerdo nuclear de 2015 firmado bajo la administración de Obama, señalando que su administración estaba dispuesta a hacerlo también. Sin embargo, su paciencia para esperar a que se produzca esa evolución es finita, añadió el presidente estadounidense.
“[W]osotros no vamos a esperar eternamente”, dijo.
Por su parte, los activistas de la oposición iraní encabezaron recientemente una manifestación de una semana de duración frente a la embajada de Bélgica en Washington, mientras continúan presionando al gobierno de Biden para que adopte una postura oficial en oposición a un tratado propuesto entre Irán y Bélgica que se considera un medio para acelerar el intercambio de prisioneros entre ambos países.
El Departamento de Estado de EE.UU. se ha negado a adoptar una postura, al tiempo que ha insistido en que todos los países tienen la responsabilidad de mantenerse firmes contra la práctica de detener a los ciudadanos de otro país por motivos políticos.
“Estas 61 figuras sancionadas hoy por el régimen iraní son, de hecho, quienes luchan contra el terrorismo patrocinado por el Estado por la teocracia gobernante en Irán. La designación de hoy debería ser una razón más para que el Gobierno de Bélgica no devuelva al terrorista condenado por el régimen, Asadollah Assadi, como un regalo a Teherán”, dijo el director adjunto del NCRI-US, Alireza Jafarzadeh.
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