La primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern, arremetió el jueves contra las Naciones Unidas por su “fracaso” a la hora de responder adecuadamente a la guerra de Rusia en Ucrania, que está “moralmente en bancarrota”.
En un discurso pronunciado en el Lowy Institute de Australia, Ardern, que ha estado en contra del poder de veto del Consejo de Seguridad de la ONU que tienen cinco miembros permanentes, pidió una reforma del organismo.
Rusia ha adoptado una “posición moralmente insolvente” en el Consejo de Seguridad “tras una guerra moralmente insolvente e ilegal”, dijo.
“Debemos reformar las Naciones Unidas para que no tengamos que depender de que cada país imponga sus propias sanciones autónomas”, dijo.
“Cuando se busquen soluciones a los problemas, ya sea una guerra o una disputa, Nueva Zelanda recurrirá a estas mismas instituciones para que actúen como mediadores y, cuando sea necesario, como jueces”, dijo. “Cuando fallan, nuestro primer puerto de escala debe ser siempre encontrar la manera de fortalecerlas”.
A lo largo de su discurso, la primera ministra reiteró la fe de la nación del Pacífico en las instituciones multilaterales para mantener el “orden basado en reglas” mundial, y añadió que cuando el sistema falla, la nación busca asociaciones basadas en “nuestra política exterior independiente”.
“En estas circunstancias, esperar a que nuestras instituciones multilaterales actúen no era una opción para Nueva Zelanda”, añadió.
“Aquí, cuando el sistema falla, buscamos asociaciones y enfoques basados en el segundo principio de nuestra política exterior independiente, nuestros valores”.
La primera ministra pidió a la Corte Penal Internacional (CPI) que investigue los crímenes de guerra cometidos por las tropas del presidente ruso Vladimir Putin en el transcurso de la invasión de Ucrania, que duró cuatro meses.
“También debemos recurrir a la Corte Penal Internacional para que lleve a cabo investigaciones completas y el enjuiciamiento de los crímenes de guerra y los crímenes contra la humanidad cometidos en Ucrania”, dijo, y añadió que Nueva Zelanda podría intervenir como tercera parte en el tribunal.
Sin embargo, Ardern se opuso a una visión “en blanco y negro” de la guerra como un conflicto entre “Occidente y Rusia”.
“Al tomar todas las medidas posibles para responder a la agresión de Rusia y hacer que rinda cuentas, debemos recordar que fundamentalmente esta es la guerra de Rusia”, dijo.
“Y aunque hay quienes han mostrado un apoyo abierto y directo (…) que también deben ver las consecuencias de su papel, no caractericemos de otro modo esto como una guerra de Occidente contra Rusia. O de democracia contra autocracia. No lo es”.
En medio de la creciente presencia de China en las aguas del Pacífico, el primer ministro criticó al gigante asiático por no condenar la invasión no provocada de Rusia.
“No asumamos que China, como miembro del Consejo de Seguridad, no tiene un papel que desempeñar para ejercer presión en respuesta a lo que es la pérdida de la integridad territorial a manos de Rusia”, añadió Ardern.
“No nos aislemos y asumamos que son sólo las democracias las que adoptan este punto de vista”.
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