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La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, ha eliminado casi todas las últimas restricciones que quedaban en el país en relación con el Covid-19, y ha hecho un llamamiento a la vuelta a la normalidad por primera vez en dos años desde que comenzó la pandemia.
A partir de la medianoche del lunes, ya no se exigirá a los ciudadanos que lleven mascarillas en los lugares públicos, aunque habrá algunas excepciones, como los centros sanitarios, como los hospitales y las residencias de ancianos, dijo Ardern en una conferencia de prensa en Wellington.
Entre otras medidas de relajación, Nueva Zelanda se deshará de las vacunas que aún se exigen a los trabajadores sanitarios, y los turistas extranjeros ya no tendrán que vacunarse para visitar el país. Los turistas dispondrán de pruebas de flujo rápido gratuitas en el aeropuerto y el gobierno “recomienda” que se hagan la prueba a su llegada y después de cinco días.
La Sra. Ardern dijo que por fin ha llegado el momento de “recuperar el control” del virus que ha dictado “nuestras vidas y nuestro futuro”.
“Los cambios que hemos hecho hoy son significativos. Marcan un hito en nuestra respuesta”, dijo. “Este es un momento en el que finalmente -en lugar de sentir que Covid dicta lo que nos sucede, nuestras vidas y nuestro futuro- recuperamos el control”.
Y añadió: “Este será el primer verano en tres años en el que no habrá la pregunta de: ‘¿Y si…?'”.
El país va a desechar por completo su marco semafórico Covid. El sistema había establecido tres niveles diferentes de restricciones -el verde es el más ligero y el rojo el más estricto- que se aplicaban en función del nivel de transmisión comunitaria de Covid en el país.
Los contactos domésticos de quienes den positivo en el test de Covid-19 ya no tendrán que aislarse,
Sin embargo, los que den positivo en la prueba seguirán teniendo que aislarse durante siete días.
Este importante hito se produce cuando el brote de la variante Omicron parece haber remitido y al final del invierno en el hemisferio sur, con las cifras de Covid más bajas desde febrero.
Las empresas y los centros de trabajo pueden seguir imponiendo sus propias normas, incluida la de exigir el uso de mascarillas.
La Sra. Ardern dijo que la decisión se basaba en las recomendaciones de los principales expertos en salud, y que las restricciones podrían volver a “aumentar” si fuera necesario.
“En resumen, ahora pasamos a un sistema simple de dos requisitos de máscaras en los entornos sanitarios y siete días de aislamiento sólo para los casos positivos”, dijo la Sra. Ardern.
La medida fue alabada por miembros de la comunidad empresarial, que dijeron que reactivará la economía.
El director ejecutivo de BusinessNZ, Kirk Hope, dijo que era alentador ver que el gobierno volvía a confiar en las empresas individuales.
“No hay dos sitios iguales y cada empresa puede decidir lo que funciona para su propio entorno cuando se trata de minimizar la propagación de Covid-19”, dijo.
El país, de 5 millones de habitantes, ha conseguido mantener las muertes por Covid al mínimo durante la pandemia, aunque los casos aumentaron considerablemente este año con la variante Omicron, más transmisible. Hasta el mes de marzo, el país sólo había registrado 65 muertes por el virus. Incluso después del brote, las muertes se sitúan actualmente en casi 2.000.
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