Kenia se encuentra en calma este martes, un día después de la declaración del vicepresidente William Ruto como ganador de las estrechas elecciones presidenciales frente a la figura de la oposición desde hace tiempo Raila Odinga, una votación muy vigilada en el país de África Oriental que ha sido crucial para la estabilidad regional.
Hubo protestas de los partidarios de Odinga en algunas ciudades el lunes por la noche tras el caos en torno a la declaración, ya que la mayoría de los comisionados electorales alegaron que el proceso era “opaco”. Esos comisionados, nombrados por el presidente Uhuru Kenyatta el año pasado, no dieron detalles sobre su repentina objeción tras unas elecciones ampliamente consideradas como las más transparentes de la historia de Kenia.
Odinga, de 77 años, que lleva un cuarto de siglo aspirando a la presidencia, aún no ha hecho ninguna declaración o comparecencia pública. Su campaña ha señalado que podría impugnar el resultado de las elecciones en los tribunales y tiene siete días después de la declaración para hacerlo. El Tribunal Supremo tendría 14 días para pronunciarse.
El presidente de la comisión electoral dijo que Ruto ganó con casi el 50,5% de los votos, mientras que Odinga recibió casi el 49%. Un grupo local de observadores electorales dará a conocer el martes el resultado de su recuento paralelo, considerado un importante control del proceso oficial.
La campaña de Odinga esperaba la victoria después de que el presidente saliente, en un giro político, apoyara a su antiguo rival Odinga en lugar de a su propio vicepresidente.
Pero Ruto, de 55 años, apeló a los kenianos haciendo que las elecciones giraran en torno a las diferencias económicas y no a las étnicas que han marcado la política durante mucho tiempo, con resultados a veces mortales. Se presentó a sí mismo como un forastero de origen humilde que desafía a las dinastías políticas de Kenyatta y Odinga, cuyos padres fueron el primer presidente y el vicepresidente de Kenia.
La participación en la votación del pasado martes descendió al 65%, ya que los kenianos de todo el país, de 65 millones de habitantes, expresaron su frustración por la subida de los precios, el elevado desempleo y la corrupción generalizada. El propio Ruto, ahora acaudalado, se ha enfrentado y ha negado múltiples acusaciones de apropiación de tierras y otros sobornos.
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