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La economía estadounidense se contrajo un 0,9 por ciento durante el segundo trimestre del año, avivando aún más los temores de que el país se dirija hacia una recesión.
En los datos del producto interior bruto publicados el jueves por la mañana, la Oficina de Análisis Económico, que forma parte del Departamento de Comercio, registró una segunda contracción trimestral consecutiva de la economía.
Los trimestres negativos consecutivos constituyen una definición informal de recesión, pero la mayoría de los economistas señalan que el mercado laboral sigue siendo sólido, con 11 millones de puestos de trabajo abiertos y una tasa de desempleo inusualmente baja del 3,6%. Sostienen que, si se produce una recesión, aún está lejos.
El informe llega justo un día después de que la Reserva Federal de EE.UU. subiera su tipo de interés de referencia en un 0,75% por segunda vez consecutiva, mientras sigue esforzándose por vencer el peor aumento de la inflación en cuatro décadas.
El índice de precios al consumo de junio se disparó un 9,1% con respecto a hace un año, por lo que la Reserva Federal pretende lograr un “aterrizaje suave”, notoriamente difícil, una desaceleración económica que consiga frenar el aumento de los precios sin provocar una recesión.
La fortaleza del mercado laboral estadounidense, dijo el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, en una conferencia de prensa el miércoles, “hace que se cuestionen los datos del PIB”.
Cuando se le preguntó si creía que Estados Unidos estaba en recesión, Powell dijo que no lo creía, citando el mercado laboral “notablemente fuerte” y añadiendo que “no tiene sentido” que el país esté en recesión ahora mismo.
El Sr. Powell también señaló correctamente que los datos del PIB suelen ser revisados posteriormente. En su comunicado de prensa del jueves por la mañana, la BEA señaló que la estimación del PIB se basaba en datos de origen que están incompletos o sujetos a revisión por parte de la agencia de origen y que la segunda estimación del trimestre se publicará el 25 de agosto.
Antes de la publicación de los datos de hoy, los analistas encuestados por la empresa de datos FactSet habían estimado que el producto interior bruto del país -la medida más amplia de la producción económica- registró un tibio aumento anual del 0,8% entre principios de abril y finales de junio.
Los datos de hoy, aunque siguen marcando una caída de la actividad económica, suponen una mejora respecto al descenso del 1,6% del trimestre enero-marzo.
Aun así, este pobre crecimiento trimestral representa un drástico debilitamiento con respecto al crecimiento del 5,7 por ciento que la economía alcanzó el año pasado.
Esa fue la expansión más rápida en un año natural desde 1984, lo que refleja el vigor con el que la economía se recuperó de la breve pero brutal recesión pandémica de 2020.
Profundizando en los detalles de la publicación del jueves, el descenso del segundo trimestre en el PIB real reflejó las disminuciones en la inversión en inventarios, la inversión en vivienda, el gasto del gobierno federal, el gasto del gobierno estatal y local y la inversión empresarial.
Sin embargo, las exportaciones y el gasto de los consumidores aumentaron. También aumentaron las importaciones, que se restan en el cálculo del PIB.
Sigue…
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