La erupción del volcán submarino Hunga Tonga-Hunga Ha’apai, el 15 de enero, fue una de las mayores explosiones registradas en los últimos 140 años, generando una onda expansiva que dio seis vueltas a la Tierra y enviando un penacho de cenizas y vapor a 30 millas de altura en la atmósfera.
Ahora los científicos han calculado la cantidad de vapor de agua que la erupción lanzó a la atmósfera, unos increíbles 38.000 millones o más de galones de agua, o lo suficiente para llenar 58.000 piscinas olímpicas.
“Nunca hemos visto nada parecido”, dijo en un comunicado el científico atmosférico del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la Nasa, Luis Millán.
El Dr. Millán dirigió un nuevo estudio publicado en la revista Geophysical Research Letters que cuantificó la cantidad de vapor de agua que el volcán Tonga inyectó en la capa de la atmósfera comprendida entre unas 8 y 33 millas de altura, también conocida como estratosfera. El estudio utilizó datos del satélite Aura de la Nasa, que mide la calidad del aire, el ozono y los gases traza mediante su instrumento de sondeo de extremidades por microondas (MLS).
El uso de frecuencias de microondas permite al instrumento MLS estudiar las columnas verticales de la atmósfera y ver a través de las nubes, las cenizas u otros materiales que bloquearían las observaciones visuales.
El MLS fue el único instrumento con una cobertura lo suficientemente densa como para captar la pluma de vapor de agua en el momento en que se produjo, y el único que no se vio afectado por la ceniza que liberó el volcán”, dijo el Dr. Millán.
Según el estudio, la cantidad de agua lanzada a la atmósfera por la erupción equivale al 10% del vapor de agua ya presente en la estratosfera. Se trata de una cantidad de vapor de agua cuatro veces mayor que la lanzada al aire por la erupción del monte Pinatubo en Filipinas en 1991, que fue la segunda mayor erupción volcánica del siglo XX.
A diferencia de la erupción del Pinatubo, o la del Krakatoa de 1883, es poco probable que la erupción del Tonga enfríe el clima de la Tierra, según un blog de la Nasa. La erupción del Tonga no inyectó en la atmósfera tantos aerosoles y cenizas que bloquean la luz solar como esas erupciones anteriores, mientras que la enorme cantidad de vapor de agua podría atrapar más calor en la atmósfera y causar un calentamiento temporal.
La cantidad masiva de vapor de agua podría permanecer en el aire durante varios años, y podría alterar la química de la atmósfera superior, incluyendo el agotamiento temporal de la capa de ozono.
La razón por la que la erupción de Tonga produjo tanto vapor de agua en relación con otras grandes erupciones volcánicas es debido a la ubicación del volcán: La caldera del Hunga Tonga-Hunga Ha’apai se encontraba a 1.200 metros bajo la superficie del océano, la profundidad perfecta para generar una enorme columna de vapor, según la Nasa.
“A menos profundidad, no habría habido suficiente agua de mar sobrecalentada por el magma en erupción”, señaló el blog”. Un poco más profundo, y las inmensas presiones en las profundidades del océano podrían haber silenciado la erupción.”
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