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Las interrupciones en el suministro de gas natural, agravadas por la invasión rusa de Ucrania, podrían desencadenar una recesión en toda Europa, ha advertido el Fondo Monetario Internacional.
La directora del FMI, Kristalina Georgieva, dijo que la guerra en curso había empeorado significativamente las perspectivas económicas y que el crecimiento podría reducirse.
La Sra. Georgieva advirtió que la desaceleración del crecimiento y el aumento de los precios podrían agravar la crisis del coste de la vida y sumir a otros 71 millones de personas en la pobreza extrema.
La semana pasada, dijo que el Fondo reduciría las previsiones de crecimiento del 3,6% en 2022 por tercera vez este año y advirtió que no se podía descartar una recesión el próximo año.
“Los países deben hacer todo lo que esté en su mano para reducir la alta inflación”, dijo Georgieva antes de la reunión de esta semana de los funcionarios de finanzas de las principales economías.
“Una inflación persistentemente alta podría hundir la recuperación y perjudicar aún más los niveles de vida, en particular de los más vulnerables”.
Añadió que la preocupación por el suministro de alimentos y energía también aumentaba los riesgos de inestabilidad social y que los países más ricos deberían proporcionar apoyo, financiación y reducir las restricciones a las exportaciones de las naciones más pobres para reducir el riesgo de hambre.
En cuanto a los bancos, Georgieva dijo que tendrían que seguir endureciendo la política monetaria, especialmente en los países en los que las expectativas de inflación estaban empezando a desanclarse.
Si no se toman medidas, advirtió que esos países podrían enfrentarse a una “espiral destructiva de precios y salarios” que podría dar lugar a un mayor endurecimiento monetario y perjudicar aún más el empleo y el crecimiento.
Añadió que los responsables de las políticas deberían prepararse para utilizar intervenciones cambiarias o medidas de gestión de los flujos de capital en el caso de choques externos tan perturbadores que no pudieran ser absorbidos únicamente por los tipos de cambio flexibles.
En el caso de los países con altos niveles de deuda, Georgieva dijo que deberían reducir la dependencia de los préstamos en moneda extranjera y reducir el gasto fiscal para aligerar la carga de los préstamos.
Añadió que sería necesario realizar esfuerzos urgentes para reducir la deuda, especialmente en el caso de las economías emergentes y en desarrollo con elevados pasivos en divisas.
Alrededor del 30% de los países con mercados emergentes y el 60% de las naciones de bajos ingresos se encuentran ahora en dificultades de endeudamiento o cerca de ellas, lo que agrava la crisis económica y social posterior.
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