Amnistía Internacional ha acusado a la junta de Myanmar de cometer crímenes de guerra al colocar minas terrestres en aldeas a “escala masiva” en zonas de conflicto donde los grupos rebeldes están desafiando el golpe de Estado.
El grupo de derechos humanos ha declarado que ha llevado a cabo una investigación sobre el terreno en la provincia de Kayah, donde se han registrado nuevos combates entre la junta y los rebeldes, y que ha encontrado “información creíble” de que el ejército ha estado utilizando varios tipos de minas terrestres para atacar a los grupos.
Las minas terrestres, algunas de ellas lo suficientemente letales como para volar las piernas de una persona, fueron colocadas en los patios de la gente, en la entrada de las casas y fuera de los baños, dijo la organización internacional sin fines de lucro.
En al menos un caso documentado, los soldados colocaron una trampa en el hueco de la escalera de una casa con un artefacto explosivo improvisado con cable trampa, añadió.
Los investigadores de la organización entrevistaron a 43 personas, entre ellas supervivientes de las minas terrestres, testigos y personal sanitario, en los municipios de Demoso, Hpruso y Loikaw, en el estado de Kayah, como parte de su investigación. También visitó varios pueblos recientemente desminados durante su visita a la zona del 25 de junio al 8 de julio.
“El uso de minas terrestres por parte del ejército de Myanmar es abominable y cruel”, ha declarado en un comunicado Matt Wells, director adjunto de respuesta a la crisis de Amnistía Internacional.
“En un momento en que el mundo ha prohibido de forma abrumadora estas armas intrínsecamente indiscriminadas, el ejército las ha colocado en los patios de la gente, en sus casas e incluso en los huecos de las escaleras, así como en los alrededores de una iglesia.”
El informe señala que los habitantes de la zona han intentado desminar las zonas, pero “a mano, con equipos rudimentarios y sin ninguna formación profesional”, lo que supone un riesgo para ellos.
El actual conflicto entre las fuerzas rebeldes que rechazan el gobierno de la junta militar que tomó el poder en un golpe de Estado en febrero de 2021 y destituyó al gobierno de Aung San Suu Kyi ha provocado la muerte de más de 2.000 personas y cientos de miles de desplazados, según las cifras publicadas por la ONU.
Los militares han reprimido con fuerza cualquier tipo de protesta contra su gobierno, mientras que los grupos armados continúan su resistencia.
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