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La muerte de una joven de 22 años detenida la semana pasada por la policía de la moral iraní por no llevar el hiyab islámico adecuado ha desencadenado una oleada de encendidas protestas en todo el país.
El estallido de la agitación política interna y la ira contra el régimen por la muerte de Mahsa Amini coincide con la llegada del presidente Ebrahim Raisi a Nueva York para el inicio de la cumbre de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
El martes estalló un quinto día de protestas por la muerte de Amini, con pocos indicios de que la rabia disminuyera. Se registraron protestas en varias ciudades, como Qazvin, Arak y Mashhad. También ha habido protestas en la capital, Teherán. Un sitio de noticias reformista publicó una entrevista con el padre de la víctima en la que se ofrecían nuevos detalles sobre su detención por parte de los agentes de la ley y se planteaban preguntas preocupantes sobre su muerte.
“Cuando fuimos al hospital, no nos dejaron ver a Mahsa”, dijo Amjad Amini al sitio web reformista. Rouydad 24. “Le habían cubierto todo el cuerpo para que no pudiéramos ver los moratones. Sólo podía ver la cara de mi hija y las plantas de sus pies. Pero, por supuesto, pude ver los moratones en los pies de Mahsa”.
Las protestas por la muerte de Amini también se han extendido por las provincias kurdas occidentales de las que procedía Amini, de etnia kurda. Los manifestantes entonaron cánticos contra el líder supremo Ali Khameneri y arrancaron banderas e insignias de la República Islámica.
Hubo informes sobre la dramática violencia y el caos, a menudo documentados en breves clips de vídeo subidos a Internet a pesar de una aparente estrangulación del ancho de banda en algunas regiones.
En un clip de vídeo, se puede ver y escuchar a las mujeres iraníes aplaudiendo y cantando pacíficamente y con alegría hasta que una motocicleta conducida presumiblemente por un agente del régimen provoca el pánico y los gritos mientras las mujeres corren. En otro segmento, un comandante con un megáfono advierte a los manifestantes que se dispersen mientras decenas de policías antidisturbios vestidos de negro se reúnen alrededor de un carro de policía y se preparan para saltar.
Otro vídeo del oeste de Irán mostraba el martes lo que parecía ser un niño pequeño sin vida que era trasladado a toda prisa por los manifestantes después de haber sido supuestamente disparado por las fuerzas de seguridad.
Las fuerzas de seguridad iraníes han intentado sofocar las manifestaciones con gases lacrimógenos, cañones de agua y policías antidisturbios, así como enviando agentes paramilitares pro-régimen a las multitudes de manifestantes, que a veces responden enfrentándose a ellos con piedras e incendiando vehículos policiales. Los vídeos muestran a los manifestantes lanzando piedras a la policía que huye y a los Basji de paisano.
“Mataré, mato, al que mató a mi hermana”, coreaban. “Muerte a la República Islámica”.
Al menos dos personas han muerto, según informes no oficiales. Las autoridades han restado importancia a las protestas y afirman que están siendo exageradas y exacerbadas por los canales de comunicación extranjeros, incluido el servicio en lengua persa del BBC.
Los analistas dijeron que era demasiado pronto para evaluar si las protestas amenazarían la estabilidad del régimen. Las autoridades utilizaron la violencia y las detenciones para aplastar los movimientos de protesta en 1999, 2009 y 2019, así como brotes esporádicos de disturbios laborales, estudiantiles, étnicos y regionales en los últimos años.
Mientras que las protestas de los últimos años se centraban en reivindicaciones económicas específicas, el hecho de centrarse en la cuestión del hiyab y el papel de las fuerzas de seguridad en el acoso sistemático a las mujeres iraníes hace que las protestas sean cualitativamente diferentes, y que las mujeres asuman un papel principal.
“Hubo un incendio provocado por el tema del hiyab, con la mayoría de las protestas lideradas por estudiantes y mujeres”, dijo Ali Fathollah-Nejad, experto en política interna de Irán en el Consejo Americano de Alemania. “No se desencadenó por la degradación socioeconómica. Fue desencadenado por agravios socioculturales”.
El régimen responderá con puño de hierro, y probablemente tendrán éxito en aplastar esto
Ali Fathollah-Nejad
Las protestas se distinguen por las muestras de solidaridad entre grupos a menudo enfrentados, con hombres que llenan las filas de las protestas lideradas por mujeres, y las élites urbanas que expresan su apoyo a los kurdos étnicos que a menudo son tratados como una clase inferior en Irán.
No obstante, los analistas reconocieron que las protestas seguían siendo demasiado pequeñas y dispersas para desafiar al régimen, que cuenta con profundas capas de fuerzas de seguridad que aún no ha desplegado.
“El régimen responderá con mano de hierro, y probablemente tendrá éxito en aplastar esto”, dijo Fathollah-Nejad. “Como es habitual en estas protestas, no hay organización ni liderazgo y eso está impidiendo que se conviertan en unaamenaza”.
Esta última oleada de protestas callejeras comenzó tras la detención el 13 de septiembre de Amini por parte de las temidas “patrullas de orientación” mientras visitaba Teherán desde su ciudad natal, el enclave étnico kurdo de Saghez. Según su padre, en ese momento estaba con su hermano de 16 años y fue abordada por la policía de la moral cuando salía de una estación de metro. Ella rogó a los policías que no la separaran de su hermano menor, pero se negaron.
El Sr. Amini dijo Rouydad 24 que se produjo un altercado físico durante su discusión en la calle. “Uno de los agentes empuja a Mahsa y la agrede físicamente”, dijo al parecer.
Después de que le metieran en el furgón policial, y de que otras mujeres que estaban dentro del vehículo le dijeran que había sido maltratada por las fuerzas de seguridad. Fue trasladada al hospital el 15 de septiembre tras sufrir un supuesto colapso en el centro de detención de Vozara, donde se procesan los presuntos delitos morales en Teherán.
La noticia de su muerte desencadenó protestas en el exterior del hospital, que se extendieron a otros lugares. Los analistas afirman que la muerte tuvo resonancia entre los iraníes, ya que Amini no era una activista política ni una periodista, sino simplemente una joven que hacía su vida.
Podría haber sido la hija de cualquiera, y en ese sentido algunos han comparado la muerte y el consiguiente revuelo con el caso de George Floyd, el hombre negro cuya muerte a manos de la policía estadounidense en 2020 provocó disturbios en todo el país.
“Se trata de que es una mujer joven y una persona totalmente corriente”, dijo Azadeh Pourzand, investigadora sobre Irán en la Escuela de Estudios Orientales y Asiáticos de Londres, y antigua residente en Teherán. “Cada una de nosotras ha pasado por Vozara al menos una vez. Todas las mujeres iraníes de Teherán han sido llevadas a Vozara a causa del velo. Así que esto resuena en mucha gente”.
Altos funcionarios iraníes han pedido que se investigue la muerte de la joven, pero también han alegado que se desplomó por sí misma, quizá debido a una enfermedad congénita, una afirmación que su padre ha rechazado.
La franqueza de la familia también es inusual y puede haber contribuido a la formación de un movimiento en torno a la causa de Amini. Normalmente, los funcionarios del régimen amenazan u ofrecen incentivos a los familiares de las víctimas para que guarden silencio. Los Amini no han cedido a las presiones para que guarden silencio, al tiempo que han hecho gala de una gran inteligencia política al dirigirse a los medios de comunicación nacionales en lugar de a los canales por satélite del extranjero.
“Dijeron que Mahsa tiene una enfermedad cardíaca y epilepsia, mientras que yo, que soy su padre y la he criado durante 22 años, digo en voz alta que Mahsa no tenía ninguna enfermedad y estaba en perfecto estado de salud”, dijo el Sr. Amini Rouydad 24 . “La persona que golpeó a mi hija debe ser juzgada. No permitiré que se pisotee la sangre de mi hija”.
El Sr. Raisi, que ha admitido haber participado en las ejecuciones masivas de miles de presos políticos a finales de la década de 1980, ya era una figura controvertida en Occidente y a menudo rechazada en los foros internacionales. Los últimos disturbios contribuirán probablemente a su reputación, aunque está previsto que se reúna con funcionarios de la Unión Europea al margen de la Asamblea General este mes.
“Si se considerara la posibilidad de una reunión entre Raisi y algún líder occidental, esto lo haría aún menos prioritario y se volvería aún más tóxico”, dijo Aniseh Bassiri Tabrizi, del Royal United Services Institute. “Las protestas dificultarán el compromiso o las relaciones bilaterales entre Irán y los líderes europeos”.
Algunos activistas iraníes han instado a Occidente a adoptar una postura más dura con Irán por la muerte de Amini. Tanto la Casa Blanca como el Departamento de Estado de Estados Unidos han emitido condenas. Muchos están indignados por el hecho de que el Sr. Raisi vaya a comparecer ante la ONU, mientras que otros piden que se pongan fin a las conversaciones para restablecer el Plan de Acción Integral Conjunto, el acuerdo nuclear que ofrecería a Irán un alivio de las sanciones a cambio de límites en su programa de tecnología atómica.
“Son asesinos, no puedes sentarte a la mesa a negociar y hablar con ellos”, dijo en una entrevista Darya Safai, diputada del Parlamento belga centrada en Irán. “El JCPOA y hablar con los ayatolás no será posible. No podemos darles el instrumento para sobrevivir”.
Pero la Sra. Tabrizi dijo que dudaba que el asesinato o los disturbios posteriores tuvieran un impacto en el impulso para restaurar el JCPOA, que parece estar en problemas de todos modos. Y en cualquier caso, los iraníes pueden no contar con la ayuda internacional en su búsqueda.
“Lo más bonito del Irán de hoy es que las mujeres no esperan a un salvador”, dijo Pourzand. “Son muy conscientes de que están solas, y tienen que tomar el control y determinar su propiadestino”.
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