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Los partidos de la oposición venezolana organizaron el sábado una de sus mayores concentraciones desde que estalló la pandemia del coronavirus, escuchando llamamientos a la unidad para acabar con más de dos décadas de gobiernos socialistas, aunque fueron superados por una manifestación progubernamental en otro lugar de la capital.
Juan Guaidó, el ex diputado que hace tres años se autoproclamó líder legítimo de Venezuela, instó a los cientos de personas que se reunieron en la capital, Caracas, a unificarse y a presionar para que se celebren elecciones presidenciales anticipadas antes de la votación prevista actualmente para 2024.
“Estas elecciones libres y justas (…) no serán gratuitas. No será un regalo de la dictadura. No será un regalo de quienes han secuestrado el poder”, dijo Guaidó. “Nos comprometemos hoy a luchar, a organizar cada rincón de Venezuela”.
Instó a los activistas de la oposición a abrazar un “pilar clave … que nos ha dado la victoria en el pasado: la unidad.”
El discurso de Guaidó siguió a una breve marcha de miembros de varios partidos de la oposición, algunos de los cuales habían llegado desde ciudades lejanas.
Los activistas ondeaban banderas de los partidos y algunos sostenían una pancarta con los nombres de las personas que fueron asesinadas durante las protestas de la última década.
Si bien puede haber sido una de las reuniones más grandes de su tipo en dos años, fue más pequeña que una manifestación del Día de la Juventud organizada por el gobierno en otra parte de la ciudad – y mucho más pequeña que las manifestaciones que se reunieron detrás de Guaido a principios de 2019 cuando, como jefe del congreso controlado por la oposición, dijo que la reelección de Maduro había sido ilegítima y se declaró presidente interino.
Su gobierno paralelo fue reconocido por decenas de países, incluido Estados Unidos
Pero el entusiasmo y el apoyo de hace tres años han disminuido tanto en el extranjero como en casa, en parte porque la pandemia impidió que la gente se organizara y protestara y también por la sensación de que los esfuerzos para acabar con el chavismo -el movimiento establecido por el difunto presidente Hugo Chávez- siguen siendo esquivos.
El gobierno también ha cerrado o se ha apoderado de la mayoría de los medios de comunicación independientes o de la oposición y ha prohibido, encarcelado o cooptado a varios líderes y partidos importantes de la oposición. Esto ha creado barreras para que la oposición llegue a los votantes que no participan activamente en la política.
Ahora, la oposición se ha revitalizado tras sorprender al partido gobernante al ganar la gobernación del estado noroccidental de Barinas, donde la familia Chávez había gobernado durante más de dos décadas.
La victoria de enero se produjo incluso después de que el máximo tribunal del país inhabilitara de forma retroactiva al candidato de la oposición cuando iba por delante en el recuento de votos en noviembre, lo que obligó a repetirlo, y después prohibiera a varios candidatos suplentes.
Muchos, incluido Guaidó, atribuyeron esa victoria a la capacidad del bloque de unirse detrás de un solo candidato después de haber perdido una serie de carreras en las que los partidos de la oposición se dividieron.
“Esa es la diferencia. Lo considero la punta de la lanza en lo que tenemos que enfrentar este año y los que vienen”, dijo Norma Bastardo, directora de escuela y líder regional del partido conservador COPEI. “Marcó la pauta”.
Bastardo, que viajó desde el estado nororiental de Anzoátegui, dijo que le gustaría que hubiera elecciones primarias para elegir un candidato de la oposición.
Venezuela atraviesa desde hace años una profunda crisis política, social y económica, que los críticos atribuyen tanto a la caída de los precios del petróleo en la última década como a la mala gestión de los gobiernos socialistas. El gobierno culpa en gran medida a las sanciones económicas de Estados Unidos.
Millones de personas se han sumido en la pobreza al caer el salario mínimo a unos 2 dólares, lo que ha empujado a muchos a emigrar. Las Naciones Unidas han estimado que más de 6 millones de venezolanos han abandonado el país en los últimos años, más del 10% de la población.
Guaidó repitió el sábado los llamamientos a negociar con el gobierno para establecer elecciones libres y justas y garantías de que los resultados serán respetados. El gobierno se alejó de las más recientes conversaciones en octubre después de que un aliado de Maduro fuera extraditado de Cabo Verde a Estados Unidos por cargos de lavado de dinero.
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