Los candidatos presidenciales de la extrema derecha de Francia celebraron el sábado mítines consecutivos de campaña, tratando de robarse el protagonismo mutuamente y de mantener su programa antiinmigración y antiislam en el centro de la carrera para las elecciones presidenciales de abril.
Marine Le Pen, que quedó segunda en las elecciones presidenciales de 2017, celebraba su primer gran acto de campaña en la ciudad de Reims, en el país del champán. Presentará su plataforma y tratará de revitalizar su base después de algunas deserciones de alto perfil a la campaña de su rival Eric Zemmour.
Zemmour, un experto y provocador que ha sido condenado en repetidas ocasiones por incitación al odio, planeó un mitin en la ciudad norteña de Lille el mismo día que el de Le Pen, aparentemente para intentar desviar la atención de ella.
Ambos aspiran a desbancar al presidente Emmanuel Macron en las elecciones presidenciales del 10 de abril, en las que también hay una segunda vuelta presidencial entre los dos principales aspirantes el 24 de abril. Macron cuenta con un equipo de campaña, pero aún no ha declarado oficialmente su candidatura. Centrista, ha virado hacia la derecha en medio de un creciente apoyo a las políticas conservadoras y de extrema derecha, sobre todo en materia de seguridad e inmigración.
Le Pen, diputada, lleva una década trabajando para limpiar la imagen de su partido, la Agrupación Nacional, y reforzar su base política, para hacerla más aceptable a una franja más amplia de votantes y mejorar sus posibilidades de llegar a la presidencia.
Zemmour no tiene experiencia política, pero es muy conocido por su papel de comentarista de televisión, que le ha permitido difundir sus opiniones extremas. Su programa incluye la prohibición de que las mujeres lleven pañuelos musulmanes en público y la prohibición de construir mezquitas o minaretes “imponentes”.
El mes pasado fue condenado por incitación al odio racial por llamar ladrones, violadores y asesinos a los inmigrantes menores de edad. Zemmour fue condenado anteriormente por incitación al odio racial tras justificar la discriminación de negros y árabes en 2010, y por incitación al odio religioso por comentarios contra el islam en 2016.
El padre de Le Pen, Jean-Marie, también tiene repetidas condenas por incitación al odio, pero Marine Le Pen es más prudente.
Las encuestas sugieren que Macron es favorito para ganar un segundo mandato, pero la carrera es reñida e impredecible. En este momento, Le Pen o Valerie Pecresse, del partido conservador Los Republicanos, parecen tener más posibilidades de llegar a una segunda vuelta contra Macron.
Zemmour ha agitado la carrera y ha hecho tambalearse al campo de Le Pen, pero está por detrás de ella en las encuestas. Una cuestión pendiente es si la sobrina de Le Pen, la ex legisladora Marion Marechal, dará su apoyo a Zemmour en su lugar.
Tanto Le Pen como Zemmour quieren normas más estrictas en materia de inmigración, incluyendo menos ayudas estatales para los inmigrantes. Ambos se oponen a los parques eólicos y quieren más apoyo a la energía nuclear. Le Pen, que solía hacer campaña para abandonar la UE y la moneda compartida del euro, quiere ahora reformar esos organismos desde dentro.
La izquierda francesa, por su parte, está profundamente dividida, con múltiples candidatos compitiendo por la presidencia, pero ninguno se espera que tenga posibilidades de llegar a la segunda vuelta presidencial.
Otros candidatos son el incendiario de extrema izquierda Jean-Luc Melenchon, el candidato de los Verdes Yannick Jadot, la alcaldesa socialista de París Anne Hidalgo y la ex ministra de Justicia y activista contra el racismo Christiane Taubira.
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