Los cargos presentados contra una destacada activista egipcia de los derechos de la mujer son un síntoma de que la ley se está “armando” para castigar a las víctimas de la violencia sexual, han advertido los activistas.
Rasha Azab, que también es periodista, fue acusada de “insulto”, “difamación” y “molestia deliberada” a un conocido director de cine egipcio llamado Islam Azazi.
El Sr. Azazi interpuso una demanda contra la Sra. Azab por publicar tuits en los que se solidarizaba con mujeres que alegaban haber sido agredidas sexualmente por el director. Él ha negado rotundamente las acusaciones.
El sábado se conocerá el veredicto del caso de la activista, y los activistas temen que Azab sea condenada a dos años de cárcel.
A finales de 2020, una publicación en línea llamada Daftar Hekayat, que es una plataforma para que las mujeres egipcias den testimonios anónimos de violencia sexual, publicó posts en los que se afirmaba que el Sr. Azazi había agredido sexualmente a seis mujeres.
La Sra. Azab, que tiene 661 mil seguidores, compartió varios tuits mostrando su apoyo a las presuntas víctimas.
“El acoso sexual y la violencia de género siguen estando muy extendidos en todo Egipto, a pesar de las recientes reformas legislativas destinadas a garantizar los derechos de las mujeres.”
La Sra. Dugan advirtió que el gobierno egipcio no está protegiendo adecuadamente a las mujeres y las niñas de la violencia sexual y el abuso doméstico.
“Y lo que es peor, en algunos casos está criminalizando a las defensoras de los derechos de las mujeres y a las supervivientes de la violencia sexual que denuncian estos problemas”, añadió.
“Rasha es un ejemplo de las leyes de difamación que se utilizan como arma para intimidar, silenciar y tomar represalias contra las supervivientes de la violencia sexual y las personas que las apoyan y que se manifiestan en solidaridad. Es una herramienta para impedir que la gente se manifieste y conduce a la impunidad de los autores”.
Dijo que esta impunidad impregna casos judiciales específicos relacionados con la violencia de género, pero también va más allá y crea una “cultura que desalienta las conversaciones abiertas y honestas” sobre la violación y otras formas de violencia sexual.
La Sra. Dugan añadió: “En lugar de dirigir los recursos del Estado a facilitar el acceso a la justicia de estas mujeres, los fiscales tratan de silenciar y castigar a Rasha por manifestar su apoyo y ejercer su derecho a la libertad de expresión.”
La carta, que fue firmada por otras organizaciones de derechos humanos, añade: “Como si la sociedad y el Estado enviaran un claro mensaje de la necesidad de castigar a quienes se solidarizan con las supervivientes de delitos de violencia sexual para garantizar que los autores no sean castigados”.
“También se envía un mensaje indirecto a las supervivientes de estos crímenes para que no revelen lo que se está cometiendo contra su derecho a su seguridad física, a la luz de un momento en el que estos crímenes se están revelando a nivel mundial.”
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