En Ucrania morirán tantos soldados rusos como durante las dos guerras de Chechenia, ha advertido el ministro de Defensa ucraniano.
“Miles. Miles”, dijo Oleksii Reznikov, llamando a los rusos a tomar las calles y exigir el fin de la guerra.
“Escondan a sus seres queridos si los quieren. No los envíes a una muerte segura. Los matarán desde todas las ventanas de todas las ciudades ucranianas”, pidió.
El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, ha advertido en repetidas ocasiones que su país se defenderá.
“Cuando nos ataquen, verán nuestras caras, no nuestras espaldas… La guerra es una gran desgracia y tiene un gran precio”, dijo. “La gente pierde su dinero, su reputación, su libertad, su nivel de vida y, lo más importante, pierde a sus seres queridos y a sí misma”.
Un funcionario checheno cifró el número de muertos en las dos guerras de independencia -de 1994 a 1996 y de 2000 a 2009- en hasta 160.000, pero la cifra no fue verificada e incluía un gran número de civiles.
Mientras Rusia bombardeaba por segundo día las ciudades ucranianas con ataques aéreos, decenas de miles de residentes se vieron obligados a abandonar sus hogares en busca de seguridad, formando largas colas para cruzar a Polonia, Rumanía, Eslovaquia y Hungría.
Los que llegaron eran en su mayoría mujeres, niños y ancianos, después de que el presidente Zelensky prohibiera a los hombres en edad militar abandonar el país.
Polonia, que en los últimos años, ha disuadido a los inmigrantes, advirtió de una posible crisis como la de 2015, cuando un millón de sirios llegaron a Europa.
Pero el país tiene previsto abrir nueve centros de acogida a lo largo de su frontera con Ucrania, y los ministros dijeron que acogerían “a tantos como haya en nuestras fronteras”.
Una mujer de Kiev, que llegó a Przemsyl (Polonia), rompió a llorar al describir cómo los hombres eran sacados de los trenes en Ucrania antes de llegar a la frontera.
“Incluso si el hombre viajaba con su propio hijo no podía cruzar la frontera, ni siquiera con un niño”, dijo.
Vilma Sugar, de 68 años, que huyó de su casa en Uzhhorod (Ucrania), temblaba de miedo cuando pararon a su hijo de 47 años.
“Estoy temblando, no puedo calmarme”, dijo tras llegar a Hungría. “Cruzamos la frontera pero no le dejaron venir con nosotros”.
En la ciudad polaca de Zamość, cerca de la frontera con Ucrania, una mujer cerró su tienda para montar un refugio improvisado para hasta 30 refugiados.
El primer ministro húngaro, Viktor Orban, que mantiene buenas relaciones con Vladímir Putin, condenó las acciones de Moscú y dijo que su país prepararía ayuda humanitaria para Ucrania y que estaba dispuesto a recibir refugiados.
“Nadie quiere ser reclutado, nadie quiere morir”, dijo Tamas Bodnar en la frontera con Hungría. “Está claro que los que pueden, huyen”.
La Comisión Europea ha dicho a todos los Estados miembros de la UE que flexibilicen los requisitos de documentación veterinaria para los perros, gatos y otros animales domésticos que viajen con los refugiados.
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