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El líder nacionalista ruso Vladimir Zhirinovsky, un legislador de alto nivel cuya retórica sulfurosa y payasadas alarmaron a Occidente pero apelaron al agravio y al orgullo herido de los rusos, ha muerto a la edad de 75 años, dijo el miércoles el presidente de la cámara baja del parlamento ruso.
El presidente de la Duma Estatal, Viacheslav Volodin, dijo que Zhirinovsky murió tras “una grave y prolongada enfermedad”. El legislador fue hospitalizado con COVID-19 el 2 de febrero; a finales de marzo, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo que Zhirinovsky estaba “en estado grave”.
Como líder del Partido Liberal Democrático durante tres décadas, Zhirinovsky era famoso por hacer declaraciones vehementes que no eran ni liberales ni democráticas, y que solía pronunciar con una mirada feroz.
Abogó por que Rusia recuperara por la fuerza el control de Alaska de manos de Estados Unidos, sugirió que Rusia golpeara la residencia del ex presidente ucraniano Petro Poroshenko con un arma nuclear y dijo que quería una prueba de ADN para ver si estaba emparentado con Donald Trump.
Mientras que Zhirinovsky desempeñaba el papel de un hombre salvaje, muchos lo veían como uno domesticado y sumiso al Kremlin. En el parlamento, su partido votaba habitualmente a favor de las medidas presentadas por el partido Rusia Unida, que es la base de poder del presidente Vladimir Putin.
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