Pavlo Vyshebaba pasa el tiempo de paz haciendo campaña por el medio ambiente y los derechos de los animales.
Este hombre de 38 años, que fundó la primera cafetería vegana de Ucrania, dice que no haría daño a una mosca, y lo dice literalmente.
Es uno de los muchos ucranianos que se han alistado para luchar contra la invasión de su país por parte de las tropas rusas, que ha devastado ciudades, matado a cientos de civiles y desplazado a millones más.
Entre ellos hay activistas ecológicos como Pavlo, que han cambiado su lucha contra la crisis climática por una contra las tropas de Vladimir Putin.
Al describir su vida antes de la guerra, parece estar muy lejos de la que ahora pasa en el ejército de voluntarios ucraniano.
El activista dirige una ONG de defensa del medio ambiente y de los derechos de los animales, Unique Planet, que cuenta entre sus éxitos la prohibición de nuevas granjas peleteras en Ucrania.
Pero entonces llegó la guerra.
“Ahora, me estoy entrenando para ser un soldado eficaz. Antes de la guerra, ni siquiera había tenido un arma en mis manos”.
Dice que no ve ninguna contradicción entre su activismo y su vida habitual, en la que sigue un estilo de vida vegano para evitar dañar a los animales y reducir su huella de carbono, y su papel en el ejército.
“Los animales son como niños en su inocencia, y creo que sería imposible que les hiciera daño”, dice. En cambio, califica al ejército opositor de “todo menos inocente”.
“Invadieron nuestra tierra y empezaron a asesinar brutalmente a civiles: nuestros padres, esposas, amigos y familiares”, dice el hombre de 38 años.
Volodymyr Zelensky, el presidente ucraniano, acusó a Rusia de cometer los “más terribles crímenes de guerra” desde la Segunda Guerra Mundial, entre ellos disparar a civiles a sangre fría y aplastarlos con tanques, en un discurso pronunciado el martes ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
El embajador de Rusia ante la ONU negó que las tropas estuvieran atacando a civiles, algo que el país ha negado durante toda la guerra.
Ciudades y paisajes han sido fuertemente bombardeados durante el primer mes del conflicto, con imágenes que muestran edificios reducidos a escombros, vegetación carbonizada y ecosistemas amenazados por la devastación ambiental.
Por esta razón, Artem Bilyk, activista de Extinction Rebellion en Ucrania, no considera que su papel en el ejército sea demasiado diferente de su campaña sobre la crisis climática.
Artem lleva años dedicándose al activismo medioambiental y asistiendo a reuniones sobre leyes medioambientales. Pero ahora, su lucha se ha trasladado al campo de batalla.
Y dice que la guerra ya ha empezado a pasar factura. “Animales, plantas y ecosistemas únicos están desapareciendo bajo los incendios y los bombardeos rusos”, afirma.
Se está intentando controlar los daños medioambientales de la guerra, y los implicados advierten que el aire, el suelo y el agua se están contaminando por los bombardeos y los incendios.
El gobierno ucraniano también ha informado de que las reservas naturales han sido objeto de ataques.
“Cuando llegue el momento peligroso, cada hijo o hija debe dar la cara por sus madres”, afirma el profesor asociado.
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